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La dura crítica de Copán Álvarez tras la polémica del 'invasor' en el Olimpia vs Motagua

El periodista hondureño de Telemundo no se guardó nada y explicó a detalle lo que pasó. '¿Se imaginan que hubiese entrado con un arma a matar a un jugador?', se preguntó

2017-02-06

Insólito, increíble, ineficacia, desorden, violencia, robo, desdén etc. Así podemos resumir los clásicos del fin de semana en nuestro querido, pero atrasado fútbol y no por lo que pasó en la cancha si no fuera de ella. Esta vez los jugadores nos regalaron dos partidos muy buenos.

Lo de la violencia en el estadio de Marathon ya es figura repetida en la Liga Nacional sin que nadie del fútbol ni del gobierno pueda resolverlo. En el estadio también se necesita seguridad y eso creo que ni a los dirigentes les importa.

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Ahora vamos a lo que ocurrió en el Superclásico. No hay palabras para describir lo que sucedió al final del partido, esta imagen y video del aficionado marcando un gol al mismo tiempo que Roger Rojas anota el empate le ha dado o le dará la vuelta al mundo. Parece una película del Chanfle o una de Leslie Nielsen. Lo que en el cine le llaman “Spoof Movie”.

No es posible que un aficionado entre a la cancha sin que nadie lo detenga, menos en un clásico donde ha habido muertos adentro y afuera del estadio. Es inconcebible que este hincha haya agarrado una pelota oficial y recorra todo el largo del campo con balón dominado y, después de haber marcado el “tercer gol olimpista”, regrese celebrando sin que ningún encargado de la seguridad se haya dado cuenta lo que estaba sucediendo.

Y lo que es aún más sorprendente es que se abrace con sus “compañeros de equipo” que también habían entrado a la cancha esperando por el “goleador” como se logra ver en uno de los videos en Diez.hn.

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Cambiemos el contexto y entremos a la realidad nacional o sea lo que vive la gente día con día en sus barrios y en la calle. ¿Se imaginan que este muchacho en vez de tomar la pelota y hacer el gol hubiese entrado con un arma a tratar de herir o matar a un jugador?

Si no había seguridad para detenerlo cuando ingresó al campo de juego me imagino que tampoco había al momento de entrar a la tribuna, por lo tanto, cualquier loco pudo generar una desgracia sin precedentes en el deporte mundial. Esto es lo que más nos debe de preocupar, porque hoy fue algo cómico, pero mañana puede ser lamentable.

Creo que el árbitro debió parar el partido, aunque también pienso que ninguno de los cuatro jueces vio al “descamisado”.

El extraño pudo haber distraído al arquero Rougier y a otro jugador o quizás no, pero lo cierto es que Moncada debió detener el juego tal como se hace en todas las canchas del mundo cuando ingresa algún aficionado al campo.

Si no lo vio es culpa de él y de sus asistentes que tienen que estar atentos a todo. Lamentablemente el golazo de Andino Portillo quedó opacado por un inconsciente.