Esto mismo le pasa a todos los jugadores del mundo. Hace algunos años Maynor Figueroa fue un indiscutible en varios equipos de la primera división de Inglaterra y ahora juega en la MLS, pero como los años no pasan en vano, cada vez su nivel, siendo mejor que el de los defensas locales, va disminuyendo.
Rambo de León estuvo como espectador en el partido ante Costa Rica en el estadio Morazán y obviamente le pega mejor a la pelota parada que todo el plantel actual de Jorge Luis Pinto, pero Rambo no tiene en 2017 la potencia física que le permitía correr 90 minutos entre 1999 y 2009, que fueron sus años de alto rendimiento en los que paseó su exquisito talento por muchos equipos italianos.
Actualmente Rambo juega en un campeonato de menor nivel que es la poco exigente liga salvadoreña donde también destaca como goleador Georgie Welcome, quien jugó con Honduras en el Mundial de Sudáfrica. Los aficionados y algunos técnicos se encariñan con los jugadores porque tienen grabado en su mente lo que estos hicieron cuando fueron exigidos en nivel de alto rendimiento como aconteció con Víctor Bernárdez en el Anderlecht de Bélgica antes de recalar en el San José su actual equipo de la MLS.
Cómo olvidar al gran Wilson Palacios que en 2010 fue considerado uno de los mejores volantes de contención del mundo cuando militaba en el Tottenham de Inglaterra, pero el tiempo va pasando y para poder rendir con la exigencia de partidos eliminatorios para campeonatos mundiales, se necesitan no solamente atributos físicos sino además conceptos tácticos en velocidad que ha sido el gran problema que ha tenido Jorge Luis Pinto para implementar en la Selección Nacional.
Carlo Costly es el máximo goleador del actual torneo de Liga Nacional, pero con todo respeto a nuestro campeonato, su nivel es muy bajo, tan bajo que cuando la Bicolor solamente juega con los futbolistas locales, luce como un equipo corriente.
Los legionarios catrachos arriba mencionados fueron en el momento más importante de sus carreras jugadores cuyo rendimiento estaba por encima del promedio de los jugadores de países de Concacaf a los que nos tocó enfrentar en las eliminatorias para 2010 y 2014.
En este 2017 tenemos un equipo demasiado normal con veteranos que viven el ocaso de sus carreras y legionarios que actúan en equipos extranjeros de poco nivel y muchas veces en segunda división. Ninguno de los jugadores hondureños recibió la pleitesía con la que el público trató entre el 27 y el 28 de marzo en San Pedro Sula al portero costarricense, Keylor Navas, quien sí está por sobre el nivel promedio de Concacaf.
No olvidemos que el 12 de agosto de 2009 en el estadio Olímpico en el histórico gol anulado por el árbitro “Chiquidrácula”, Keylor fue lesionado gravemente por Carlo Costly y que eso tuvo mucho que ver en los cuatro goles encajados esa noche por su suplente González, ya que esa diferencia de goles nos permitió en 2009, cuando empatamos en puntos con los ticos en el tercer lugar de la hexagonal, enviarlos a ellos al repechaje que perdieron contra Uruguay.
Lo que está muy mal es que las personas insulten o le echen la culpa a los actuales integrantes de la Selección Nacional sin analizar fríamente que ellos dan todo lo que tienen y que desgraciadamente su esfuerzo, que debemos aplaudir, no alcanza en este momento para clasificar directamente a campeonatos mundiales adultos donde se llega gracias al alto rendimiento de los protagonistas.
