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Fredy Nuila: En el derbi sampedrano no hay paz que valga

El periodista Freddy Nuila analiza los actos acontecidos el miércoles en el clásico sampedrano disputado en el Morazán.

2018-09-06

El derbi sampedrano de los octavos de final de la Copa Presidente terminó de la misma forma que los últimos de Liga: en escándalo pueblerino. El Real España-Marathón está dominado por la insensatez de dos barras que parecen más grupos organizados que amantes del fútbol.

¿Y qué decir de Héctor Vargas? El estratega argentino, de logros importantes en el balompié hondureño desde que arribó al país hace más de 25 años, ya no respeta a nadie. Hace lo que quiere con la Liga y no hay quien le ponga un alto. Su directiva, la llamada a ponerlo en orden, parece ver a un semidiós cuya imagen es intocable. Se ha encargado de calentar cada contienda... y en esta última volvió a hacerlo.

Instigó a sus jugadores, que con valentía dentro del campo dejaban a un lado el cuestionado trabajo de Orlando Hernández y parecían aferrarse a la figura de Denovan Torres, un especialista en los penales que si volvía a estar atinado podía haberle dado la serie en la tanda definitiva.

No hay respeto por las familias cuando se enfrentan aurinegros y verdolagas. Poco importa la palabra fútbol, pues los pseudoaficionados que se han perpetrado en el deporte rey de los hondureños están interesados en todo menos en que reine la paz.

Foto: Diez

Interesantes esfuerzos de ambas directivas en la previa del partido, eso es indiscutible, pero cuando Vargas decide sentirse afectado y “movilizar masas” no hay quien pueda hacer algo.

Se olvida de que hoy te perjudican y mañana te benefician. Es la ley de este deporte tan señalado y mediático. Es doloroso ver el caos que cada derbi siembra. La cosa no mejora y no extrañaría que en el futuro se juegue en otra ciudad y hasta a puerta cerrada.

Quizás no sea la solución, pero Liga Nacional, Fenafuth e, incluso, el Gobierno, deben poner a andar cuanto antes la Ley Antiviolencia en los Estadios.

El asunto se salió de control. La seguridad supo controlar la salida de ambos grupos de apoyo, pero no era tan numerosa como se avisó en la víspera de esta supuesta fiesta deportiva y sigue empleando métodos nocivos, tal y como sucedió al inicio, momento justo en el cual el ambiente señalaba que algo podía salir mal.

Foto: Diez

Están asesinando el fútbol en nuestro país. Es necesario que se haga algo. Aquí no se trata de campañas bien intencionadas o mensajes de paz. Hay que actuar, pero con convicción, ya que no es justo que una mayoría noble y aún creyente de los principios básicos que deben regir una sociedad se aleje de los estadios.