Aquel equipo del que su fanaticada se sentía orgullosa para acompañarlo en la grada y de vestir su camisa.
Ahora esa camisa se viste por moda y hasta por fanfarronear contra la barra contraria. ¡Cómo ha cambiado todo ¡eh!.
Olimpia en manos de sus últimos dos técnicos es un equipo de segunda categoría.
Con Espinoza empató 11 y ganó 11 en 23 partidos. Para cualquier equipo eso sería fantástico, el tema es que el de los 30 campeonatos está urgido de la 31 copa en su vitrina.
Darían todo: jugadores, cuerpo técnico y directiva por llegar a una final y ganarla y levantar un trofeo más. Hace mucho no se sacian de ese tipo de emociones. Y eso no bastó.
Hay una cosa que no se puede valorar con el charrúa, ver sus números. Es que podría ser líder, podría ser campeón y no cambiará nada.
Los albos juegan horrible, feo, sin idea clara, sin la identidad propia que siempre lo caracterizó.
Aquel equipo ordenado, de líneas perfectas, ofensiva vertical goleadora y una defensiva fuerte, aplicada y dura y de jugadores pecho hinchado y orgullosos es una fantasía hoy por hoy.
Aquel Olimpia de los años 80s, 90s y también al inicio del siglo 21 está desaparecido. El tema es que el actual plantel parece ser que solo le importa el fin de mes para revisar sus cuentas bancarias de planilla.
LEER: 17 PARTIDOS DE MANOLO Y AÚN NO CONVENCE
Aún así Olimpia es Olimpia y muchas veces gana por eso, por esa casta e imagen que le da y le mantiene su historia.
Su afición.
Lo máximo, la mejor jugada está en la grada, el mejor toque está en su afición, no hablo solo de la respetada Ultra Fiel, hablo del aficionado común y corriente que por ahora se volvió un sufrido y avergonzado.
Sus colores en la grada y sus voces hacen un fenomenal contraste con lo que sucede en el pasto.
En el pasto juega un equipo de blanco, pero sin alma, sin alegría y hasta sin huevos.
Un equipo común y corriente que lo dirige por ahora cualquier técnico.
En la grada juega una de las barras más eufóricas y emocionantes de Latinoamérica.
Lindos colores, lindas voces, lindas porras...
Una hinchada que no le envidia nada a otra barra en Centroamérica, pero que no es correspondía por su equipo.
Su equipo se volvió cualquiera. Olimpia es un equipo hoy por hoy cualquiera.
Olimpia juega a nada, juega sin idea, sin alma y sin huevos. Parece ser hoy la camisa sagrada blanca la viste cualquiera y hasta jugadores sin sangre.
No cuaja tres toques, no defiende con altura, sus goles casi siempre son de lanzamiento penal. Sus derrotas son las de un equipo que le vale, que no le importa su afición y tampoco su historia. Olimpia hoy es un equipo simple.
Hay varios responsables:
Primero
Su actual presidente Rafael Villeda, heredero del trono. Pienso que cree la tarea es fácil, parece que en poco tiempo olvido las enseñanzas del honorable Rafael Ferrari.
Segundo
Su desfasado y fanfarrón director técnico. Un tipo que cree dirigir al Olimpia es cuestión de excusas en una conferencia de prensa.
Don “ Goyo” cree que haber sido un “normalón” miembro de staff de la televisora para una copa mundo lo hace más merecedor hombre para dirigir el equipo de la casa.
Y lo peor es que creo sus amigos de mesa, lo engañaron y lo catapultaron a tan alto puesto que ahora por más que quieran defenderlo programa a programa no pueden por desgracia cambiarle la cara a lo mediocre que hace al mando del equipo. Además la afición blanca hace mucho no es pend... y no se chupa el dedo.
Manuel Keosseián aún no encuentra la fórmula para hacer jugar bien al Olimpia.
Keosseián simplemente no tiene categoría para dirigir al Olimpia.
Tercero su pobre plantel...
Hoy son más que inolvidables: Viera, Figueroa, Contreras, Laje Moreno, Ale Kening, Tosello, Addeneve, De Lima...
Jugadores de la casa como Dolmo, Pineda Chacón, JL Pineda, Cristian Santamaría, los Espinoza, Los Flores, aquel tal Zapata, Galindo, Nino Rivera y los Banegas al arco.
Samuel Caballero y los más recientes Boniek, Thomas, Figueroa, Palacios, JC García (QDDG), y más.
Seguro se me quedan varios que no recuerdo pero son y serán más grandes siempre y es fácil, porque los que hoy están no hacen nada propio para no extrañarlos. Hoy en Olimpia juegan cualquiera y por eso su bajo nivel.
La devaluación como equipo
Pena, vergüenza, cabeza abajo, pecho metido, camisas escondidas, menos grito en la calle y hasta los lunes en la oficina se volvieron un escondite para los blancos.
Eso provoca un equipo DEVALUADO jornada a jornada, un equipo que se gasta día a día en las manos de Keosseián. Un equipo descolorido y sin alegría. Un equipo sin huevos y sin hambre.
Un equipo que ya no emociona y que sobre todo se volvió un equipo que defrauda partido a partido.
Olimpia debe recomponer en todo su diafragma: administrativo, deportivo, cuerpo técnico, jugadores y hasta en sus redes sociales que se dicen llamar el más grande de Centroamérica, lo cual es un espejismo.
Ojalá por su historia el viejo León despierte , no puede ser el segundo por más tiempo.
Banda nos estamos leyendo, escuchando y viendo...
Chauuu
