'Liga Nacional es deprimente y obsoleta, debe desaparecer y crearse una Liga Élite'
Aunque es una situación mundial, está claro que esta infección se ha ensañado con los países pobres, especialmente aquellos que, producto de la corrupción de sus dirigentes, tienen un sistema sanitario deficiente, carente no sólo de infraestructura, equipos y medicamentos, sino de programas efectivos de educación y prevención en salud.
Según la opinión de los expertos y las proyecciones estadísticas para Honduras, se espera llegar al pico máximo de la epidemia para el mes de agosto.
La experiencia en otros países demuestra que no se puede reiniciar con las actividades del fútbol, a menos que la curva de aparecimiento de nuevos casos esté controlada, es decir, que muestre un claro descenso, pues se corre el riesgo de infección hacia los jugadores y el resto del personal de los equipos.
Los países que han logrado continuar con su campeonato local o los que lo reiniciarán dentro de poco, es porque han logrado mitigar la curva o, porque prácticamente blindaron a sus jugadores en complejos deportivos u hoteles de concentración, realizándoles pruebas diagnósticas cada 2 días y aislando a los jugadores positivos, como es el caso de la MLS.
En estos momentos, que Honduras ni siquiera ha llegado al pico máximo de la epidemia, el fútbol no debe comenzar. Lo mejor para el fútbol es que los jugadores, cuerpos técnicos y resto del personal de los equipos permanezcan aislados en sus hogares.
La Selección Sub-20 de Honduras había reiniciado sus trabajos con los protocolos de bioseguridad. Pero tuvo que suspenderlos por el incremento de casos de coronavirus en el país.
Esto se debe a que son personas saludables debido a la práctica del ejercicio y a una sana alimentación. Además, cuidan sus cuerpos del tabaco, alcohol y drogas. Sin embargo, aquellos que se han infectado, ya sea que desarrollen síntomas o no, pueden transmitir la enfermedad a los demás, inclusive, a sus familiares.
Entonces, si conocemos al grupo poblacional y las características de los que, cuando se infectan tienen el mayor riesgo de sufrir una enfermedad severa, es lógico que las personas de mayor edad y los que sufren las enfermedades descritas previamente sean a los que más debemos de proteger, manteniéndolos aislados hasta que la situación esté controlada.
Además, los que ya padecen de sobrepeso o los saben que en su familia existe una clara predisposición genética a padecer las condiciones descritas, no pueden quedarse de brazos cruzados y deben, con urgencia y determinación, realizar todos los esfuerzos para revertir tal situación.
Está bien demostrado por la ciencia médica que las células de grasa, acumuladas en exceso en el abdomen de los hombres o en las caderas de las mujeres, actúan como un laboratorio del mal, produciendo una gran cantidad de sustancias nocivas llamadas interleuquinas y citoquinas inflamatorias, las cuales producen un estado de inflamación crónica en nuestro cuerpo, y de las cuales se originan la mayoría de las enfermedades mencionadas.
La otra fuente importante de estas interleuquinas y citoquinas dañinas viene de nuestro intestino, de la proliferación de bacterias inflamatorias que, estimuladas por una mala alimentación, se multiplican y superan los efectos anti inflamatorios y protectores de las bacterias buenas, conocidas como microbiota o flora bacteriana intestinal.
Recientemente la ciencia ha demostrado que, de los que se infectaron por COVID-19, los enfermos que al principio padecieron cuadros digestivos agudos (dispepsias, vómitos, dolor abdominal o diarrea) fueron los que desarrollaron mayores complicaciones en las fases más avanzadas de la enfermedad.
Por lo tanto, corrigiendo la dieta se consigue mejorar la respuesta inmune en las primeras etapas de la infección por el SARS CoV2 (ver, “La Dieta para Combatir la Pandemia COVID-19).
Los cuatro grupos de alimentos naturales como ser frutas, verduras, legumbres y leguminosas son los alimentos que se recomienda consumir durante esta pandemia (y siempre), ya que al actuar como prebióticos, disminuyen y revierten el estado inflamatorio (ver Figura 1).
Figura 1. Grupos de alimentos que previenen la inflamación. Frutas (A), verduras (B), legumbres (C) y leguminosas (D).
Mientras que los alimentos ricos en azúcares, las carnes rojas o carnes procesadas, los lácteos, el alcohol y el tabaco, son los alimentos que se deben evitar, pues promueven la generación de estas sustancias nocivas causando inflamación. (ver Figura 2).
Figura 2. Alimentos que producen inflamación. Alimentos con alto contenido de azúcar (A), carnes rojas y carnes procesadas (B), lácteos (C) y alcohol y tabaco (D).
Todos debiéramos de sacar algo positivo de esta pandemia. El mejor resultado sería cambiar nuestros malos hábitos alimenticios, bajar de peso, dejar los vicios y hacer más ejercicio. El ser humano tiene la habilidad de adaptarse a los cambios, y nada mejor, sabiendo que lo hacemos en favor de nuestra salud.