En los hospitales más renombrados del mundo, cuando un paciente presenta una enfermedad de difícil manejo, el médico tratante lo primero que hace es compartir el caso con el mayor número de colegas de su especialidad, con el único objetivo de que su paciente pueda obtener el mayor número de opiniones y consejos que le permitan a este médico tomar la mejor decisión en el manejo de su paciente. Es decir, al compartir su paciente, no sólo obtiene la mejor solución, sino que comparte la responsabilidad.
En el fútbol moderno, el concepto es el mismo. En los diferentes equipos, incluida la Selección Nacional, hay todo un cuerpo de profesionales calificados en sus respectivas especialidades, los cuales se hacen cargo cada quien en su rama, del manejo integral del futbolista, compartiendo así la responsabilidad.
Victoria ha perdido sus dos partidos en el inicio del torneo Apertura 2021.
Pero cuándo se da vuelta la tortilla, cuando el barco comienza a hundirse, entonces se dan cuenta, quizá demasiado tarde, de que su discurso de lo único que sirvió fue para responsabilizarlo a él y solamente a él de la situación de su equipo. Entonces ya no valen los lamentos de que me dejaron solo, de que no se me contrató un psicólogo, un nutricionista, un preparador de arqueros, un fisioterapeuta, un asistente técnico y un analista.
A nivel de diferentes equipos, pero más aún, en la Selección Nacional, desgraciadamente para nuestro fútbol, se han perdido procesos enteros, sólo por la impenetrabilidad de entrenadores, que, pese a que ya se veía que el proceso iba a terminar mal, nunca compartieron su responsabilidad, por no despojarse de su halo de “todólogos” y carecer de esa visión del fútbol contemporáneo.
Mi consejo para el señor Padilla y para los demás técnicos es siempre hablar en plural, arroparse en su equipo de trabajo, el cual, en la medida de lo posible, debe de estar completo y funcional.
Y cuando no se cuente con determinado recurso, reconocer que es necesario y que se trabajará en obtenerlo.
Haciendo las cosas como las hacen los clubes y federaciones de países futbolísticamente exitosos, es la única forma de superarnos y volvernos competitivos. En este mundo el que no interactúa, aunque diga grandes cosas, se va quedando solo y obsoleto.