Fernández tenía una prominente carrera en ascenso, era ídolo en el Tenerife y, a pesar de no haber tenido mucho éxito en el Valencia, contaba con el cariño de la gente.
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Todo aquello lo constituía como un hombre carismático, querido por todos que, como reseña una nota del diario Marca tras su muerte, era más conocido que el presidente de Panamá.
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Sin embargo, todas esas características que amoldaban a un hombre singular, no lo eximieron de morir trágicamente en un accidente de tránsito, cuando perdió el control de su Toyota Célica y terminó estrellándose contra un árbol camino a Albacete.
La noticia recorrió rápidamente el mundo del fútbol y entristeció a los fanáticos de este deporte, al mismo tiempo que la muerte daba por sentada su supremacía ante la vida.
Hoy, 24 años después, en Panamá siguen llorando a Rommel Fernández, a quien el paso del tiempo no ha hecho olvidar.