Coronavirus

Crespo y su angustia por el coronavirus: 'Es durísimo, tengo a mis hijas y a su mamá en Italia'

El ahora técnico de Defensa y Justicia explicó cómo vive la pandemia del coronavirus con sus hijas en el epicentro del virus en Europa.

2020-04-09

En diciembre de 2018 Hernán Crespo abandonó Italia después de pasar 22 años de carrera como futbolista en Europa y haber comenzado su carrera como técnico. Se instaló en Argentina iniciar una nueva aventura en los banquillos por lo que tuvo que dejar Parma a su esposa Alessia y sus hijas Nicole, Sofía y Martina.

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Italia es el tercer país del mundo con más casos de coronavirus Covid-19 con 143,626 contagiados y 18,279 fallecidos. La crisis ha impedido los vuelos internacionales, por lo que el ahora técnico del Defensa y Justicia no ha podido reunirse con su familia.

'Para mí es durísimo, tengo a mis hijas y a su mamá allá, en Parma. Tengo la tranquilidad de hablar todos los días con ellas, de hacer videollamadas', confesó en entrevista con Olé.

'El dolor o los miedos que la gente está teniendo ahora, yo los viví antes porque estaba muy al tanto de lo que pasaba allá', agrego el ex goleador de Inter de Milan, Chelsea y AC Milan.

Entre preocupado y confiado, Crespo precisó la situación de su familia en el norte de Italia, una de las áreas del mundo más golpeadas por el coronavirus.

'Parma está en la región de Emilia-Romagna, a 100 kilómetros de Lombardía, que es una de las zonas más afectadas, igual ellas están bien, tranquilas, con sus perros, hacen el colegio por videollamada... La más grande es la que lo sufre un poco más porque tiene 15 años y está arrancando con toda la vida social'.

Hernán cerró con una reflexión sobre su decisión de regresar a Argentina para continuar con su carrera como entrenador.

'Tenía una necesidad, lógica en algún punto, de poder compartir con mis viejos después de 22 años afuera. Estar con mi hermana, mi cuñado, mi sobrina... Estoy disfrutando mucho, aunque a la vez convivo con el hecho de no ver a mis hijas todos los días. Es parte del precio que tengo que pagar, pero hay que aprender a convivir con nuestras propias cicatrices y darle para adelante'.