Internacionales
2011-11-22
Desde muy pequeño Kervin Johnson era amante de la pelota, aprendió a jugar fútbol en las polvorientas calles de Roatán, Islas de la Bahía.
“La niñez fue uno de los mejores momentos de mi vida, siempre tuve lo que quise”, cuenta con nostalgia.
Comenzó a jugar fútbol federado con 18 años, antes sólo lo hacia en burocráticas. “Mi primer equipo se llamó Boca Juniors, jugué dos años ahí”, recuerda el atacante.
Johnson salió de Islas de la Bahía para iniciar una nueva aventura y desembarcó en La Ceiba, ahí se puso la camisa del Alianza de la Liga Mayor.
Después de jugar en La Ceiba una temporada, dejó el fútbol y comenzó a trabajar, ya que no miraba futuro. “Nadie apoyaba el club donde jugaba”, manifestó.
Antes de llegar al Deportes Savio trabajaba con pintura y brocha en mano en El Paraíso, Copán, así se ganaba el pan de cada día.
“Estuve seis meses de pintor, tenía que trabajar para comer, estudié hasta el primer año de bachillerato”, dice.
El artillero dejó el Caribe para enrolarse en el club Águilas Fronterizas de El Paraíso, Copán, conjunto de la Liga Mayor de ese departamento.
“Jugamos un partido amistoso contra el Savio, cuando finalizó el encuentro le pedí una oportunidad al profesor Hernán para entrenar con el club y me dijo que me integraría”, recordó Johnson.
El originario de Roatán tiene un parentesco con Georgie Welcome, atacante de la Selección Nacional de Honduras. “Somos primos en tercer grado, él es un buen delantero, todavía no me ha dado consejos, pero tenemos una buena comunicación”, comentó.
Kervin manifiesta que el Savio está para cosas grandes y que al repechaje no irán a pasear...