Liga Nacional

El fatídico día en que Juan Obelar perdió cuatro dedos de su mano

El ex guardameta del Marathón se vio obligado a retirarse luego de un grave accidente casero.

2015-01-29

Juan Obelar... Quién no recuerda sus grandes actuaciones enfundado en la camiseta del Marathón de Honduras, sin duda alguna uno de los mejores extranjeros y porteros que han pasado por el fútbol catracho.

'San Ángel', como los propios aficionados verdolagas le pusieron, le abrió nuevamente su corazón a DIEZ para contarle cómo le va ahora ya retirado de las canchas.

Recordemos que a Obelar la vida le jugó una mala pasada al tener un horrible accidente noviembre de 2013 en su casa de habitación donde con una herramienta para limpiar madera le cecenó cuatro dedos de su mano izquierda.

El exportero no olvida los momentos gratos que vivió en Honduras, sobre todo con su ex club, Marathón, con el cual logró tres títulos en cinco finales disputadas.

LA ENTREVISTA

¿Juan Obelar, qué tal todo?

Estoy bien gracias a Dios, el tema del retiro fue algo obligado, pero lo que pasó, pasó, las cosas siempre se dan por algo. Ahora estoy enfocado en otras cosas, apuntando a ser técnico, tengo la cabeza en otra cosa.

¿Qué haces ahora que ya estás retirado?
Trabajando en el gremio de los jugadores del fútbol, hay futbolistas libres los cuales hay que entrenarlos. Por la mañana tengo eso y luego en la tarde tengo una escuelita de arqueros junto a Lorenzo Carrabs (ez portero uruguayo).

Foto: Diez

Así entrenan los dirigidos por Juan Ángel Obelar, ante la mirada de él mismo.

Reprisame cómo fue ese fatal accidente.
Un día en la mañana me levanto con ganas de hacer algo en casa porque estaba sin contrato, tenía dos meses entrenando solo, estaba con unos arreglos, me puse a trabajar con una máquina y pasó lo que pasó. Fue un descuido que lamentablemente terminó en algo que nunca pensé que iba a pasar.

En ese momento sonaba tu nombre nuevamente en Marathón...
Ya había hablado con Rolin y Keosseián, pero las cosas se dieron así, Dios sabe lo que hace.

¿Cómo te cambió la vida ese accidente?
Muchas cosas cambiaron, cuando estaba en el fútbol no quería ser técnico, el ser un estratega no implica solo armar un equipo y que juegue, sino muchas más. Sin embargo, ahora mi mayor anhelo es poder terminar el curso para poder dirigir.

Lo físico, obvio que me ha cambiado, pero trato de cuidarme la mayor parte posible; intento seguir la vida de la mejor forma posible, no hago hincapié en lo sucedido, obvio fue algo grave, pero ya está.

Momentos difíciles, Obelar...
Claro, pero el apoyo que tuve de amistades y familia fue importante, mucha gente me llamó de Honduras, que para mí es mi segundo país, periodistas me dejaron un mensaje de aliento, en ese sentido a uno lo acaba tranquilo.

Cuando a uno lo quiere tanta gente es porque piensa que ha hecho bien las cosas. Día a día me he sentido mejor, aunque costó mucho.

¿Qué fue lo primero que se te vino a la mente al momento del accidente?
Lo primero que pensé fue ¿por qué me pasó esto a mí?, luego me apoyé siempre en Dios. En su momento me preguntaba ¿por qué tanto?.

A veces es necesario que suceda eso para que se aprendan ciertas cosas ya que me cambió a mí y mi familia. La primer semana fue difícil, luego traté de asimilarlo, me pusieron psicólogo y fui una vez nada más.

Foto: Diez

Wilmer Velásquez, el delantero que Obelar le tenía mucho respeto.



¿Necesitaste psicólogo para recuperarte?
Claro, después de la operación, cuando hay cosas así (amputación de partes del cuerpo), la clínica te pone un psicólogo a tu disposición, hablé 20 minutos con él y no quería hablar más... lo que pasó, pasó y no tenía cómo volver atrás, lo que me quedaba era aceptar porque hacia atrás ya no puedo ir.

¿Hubo lágrimas?
Al principio sí, pero no fueron lágrimas de dolor producido por la máquina, sino por lo que me había sucedido porque yo quería seguir jugando, y por haber dejado el fútbol de la manera que lo dejé, esa era la bonca que sentía de tener que dejar el fútbol así; no era lo que quería.

¿Tenías algo más que darle al fútbol?
Sí, por eso digo que las cosas sucedieron de esa manera porque era la única forma de dejar el fútbol (risas).

¿Qué positivo rescatas del accidente?
En sí, lo positivo, obvio el tema de la familia. Nos unimos más, hermanos, tíos y todos, capaz y hasta gente que tenía tiempos que no hablaba con ellos, nos unimos. Lo que más rescato es que hoy por hoy estoy sacando el curso de entrenador.

¿Te quedó algo por cumplir?
El anhelo y el deseo de volver a Honduras y poder retirarme con el Marathón. Después del accidente tuve llamados de hinchas del club donde me querían organizarme una despedida, yo encantado estaba pero me parece que no es algo que no tenía que surgir de los hinchas sino de la directiva.

¿Te sentís querido por la afición hondureña?
Sí, ahí me dí cuenta lo que es la gente hondureña, no solamente me dejaron mensajes gente de Marathón sino que de Olimpia, Motagua, Real España, Victoria y todos, la verdad estaba contento que se recordaran de uno.

Foto: Diez

En una Gran Final contra Real España, Obelar y Pavón.



¿Qué es lo que más recuerdas de Honduras?
El cariño de la gente, siempre me sentí protegido, siempre rescato eso. En ningún momento estando en Honduras extrañé Uruguay. Estuve año y medio en Colombia y fue completamente distinto, me costó adaptarme, la gente no era la misma; para mí Honduras era otra cosa.

Cuéntame el tema de Pavón previo a una final, ¿dijiste que no era la gran cosa?
No, eso fue un mal entendido, siempre lo aclaré. Yo no dije que Pavón no era nadie, cuando hicieron la nota lo pusieron mal. Nunca lo dije. Obviamente que yo no iba a descubrir quien era Carlos, ya tenía su pasado, su trayectoria y su futuro, es más, siempre me sacaba el sombrero. No es lo que realmente dije.

¿Hablaste de ello luego con Carlos?
Nunca tuvimos ni siquiera un entredicho entre nosotros, en la cancha nos saludamos y todo. Nunca tuvimos un problema.

Al final esa copa la perdieron...
Sí, el primer partido lo ganamos 1-0 en el Olímpico y el otro en el Morazán perdimos 3-1 con un gol de Pavón y otros de Tyson.

¿Qué más recuerdas de tu estadía aquí?
Lo que me marcó fue cuando llegué, pasar a la final dejando fuera al Olimpia en penales, pero también los tres campeonatos que ganamos. Estuve seis torneos con el equipo de los cuales cinco pasé a las finales y ganamos tres; uno a España, Motagua y Olimpia, como Marathón, estaba más que satisfecho.

Alguna anécdota.
Con el tico Erick Scott, siempre lo recuerdo, se le había mojado la pólvora y justo en una reunión que habíamos mantenido con Yankel me acuerdo que le dijo que en la final él iba a marcar un gol y recuerdo que le dije, en tono de broma, 'si vos marcas un gol yo me cruzo toda la cancha a saludarte', y bueno, hizo un gol y me tocó hacerlo.

Hoy en día el Marathón no es el mismo del cuando estabas vos.
Pienso que al cambiar tanto jugador al término de cada campeonato será difícil que se levante la copa. Más allá que el último torneo Manolo Keosseián pudo llegar a una final pero no se dio.

¿A qué delantero le temías?
Al principio Wilmer Velásquez, de Olimpia, antes que se retirara. Era de esos goleadores que no tocaba una pelota y de reprente hacía una magia y te metía un gol, de esos delanteros era que uno tenía que tener cuidado, Pavón también, más allá que era fuerte siempre iba a todas. El mismo Jocimar del Motagua que en su momento era un jugador difícil, debía tener cuidado con los tiros libres de 'Muma' además, respeto les tenía; miedo no.

Foto: Diez

Obelar, con la bandera de Uruguay celebrando un título con Marathón.

EN CORTO CON JUAN ÁNGEL OBELAR

San Pedro Sula: Excelente ciudad.

Mejor compañero: Varios (Berríos, Sabillón, Emil, Astor, Beata).

Honduras: Mi segunda casa.

Marathón: Un sentimiento.

Olimpia: Una gran institución.

Juan Obelar: Que lo definan los demás.

Tu accidente: Una fatalidad que Dios sabe porqué sucedió.

Dios: A quien sigo constantemente