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El ex-jugador del Real Madrid al que le asesinaron dos hijas y falleció en accidente

Laurie Cunningham jugó en la década de los 80's en España, es el único madridista que hizo levantar el Camp Nou para aplaudirle.

2016-09-26

Laurie Cunningham. La “Perla Negra”, como se le conocía en Madrid, fue un jugador que no escribió grandes páginas de la historia merengue. Sin embargo, será recordado como uno de los pocos jugadores del Real Madrid que fue aplaudido al unísono nada menos que por el Camp Nou.

Laurie Cunningham nació el 8 de marzo de 1956 en Londres, hijo de inmigrantes jamaicanos. En 1974 debutó como profesional en las filas del Leyton Orient, después de haber sido rechazado por el Arsenal. Tras tres temporadas en el modesto equipo del este de Londres, Cunningham fue traspasado al West Bromwich Albion, que en aquel momento contaba con uno de los mejores equipos de su historia.

El flaco y veloz delantero pronto se convirtió en el líder de la vanguardia del WBA, equipo en el que permaneció dos temporadas. Con él como jugador franquicia, el club de Birmingham conseguiría la temporada siguiente la mejor clasificación de su historia, quedando terceros, solo detrás del Liverpool y del aquel entonces glorioso Nottingham Forest.

Foto: Diez

La Perla Negra hizo que el Camp Nou se pusiera de pie y le aplaudiera.



Cunningham coincidió con otros dos jugadores negros: el también delantero Cyrille Regis y el lateral diestro Brendon Batson. Esto era algo nada habitual en aquella época ( Cunningham fue el segundo jugador negro en vestir la camiseta de la selección inglesa, tras Viv Anderson, pero el primero en hacerlo en competición oficial), por lo que su entrenador en la temporada 78/79 Ron Atkinson los denominó “The Three Degrees”, en honor al trío femenino de soul de Philadelphia.

LA CURIOSA FORMA EN LA QUE LO NEGOCIARON

Al terminar aquella temporada 78/79, el Real Madrid puso encima de la mesa del equipo inglés 190 millones de pesetas (cantidad récord en la historia blanca hasta ese momento) y se hizo con el pase del delantero.

Se cuenta que la negociación se llevó a cabo en la misma casa de Ron Atkinson y que el Madrid ofreció una primera cifra de 250.000 libras, muy lejos del millón y medio que exigía el WBA. Como los emisarios del Madrid no hablaban inglés y los del WBA tampoco conocían el castellano, las cifras se fueron escribiendo sobre un papel. En el momento que el representante blanco escribió su primera oferta, el perro de Ron Atkinson ladró, y el entrenador añadió, haciendo gala de su humor inglés: “Fíjate, hasta mi perro sabe que esa cifra no está bien”.

Al final, se acordó la cifra antes dicha y Cunningham fue presentado con el Real Madrid. Desde el primer momento, la afición merengue cogió cariño a este delantero zurdo espigado y de larga zancada al que denominó la “Perla Negra”.

Para el recuerdo, sin embargo, quedaron dos momentos. Uno, la final de la Copa de la UEFA que Cunningham perdió como jugador blanco, cayendo ante el Liverpool en 1981 en el Parque de los Príncipes parisino.

Fue uno de los mejores de su época, pero no supo explotar su calidad.

EL CAMP NOU SE LEVANTA Y LE APLAUDE

El segundo, y más recordado, fue el día que el Camp Nou le despidió con una sonora ovación tras un fantástico encuentro por su parte. Fue el 10 de febrero de 1980, cuando el Real Madrid se impuso en feudo barcelonista por 0-2 con una impresionante actuación del inglés, que regateó a cuanto jugador blaugrana se puso ante él, como si de conos de entrenamiento se trataran. Hasta tal punto fue así, que el Camp Nou en pleno se levantaba a cada acción del jugador.

Sin embargo, con la camiseta blanca ofreció poco más. Máxime después de un golpe trágico, cuando en julio de 1982, a punto de comenzar su última temporada con el Real Madrid, dos de sus hijas, de siete y nueve años, y su cuñada fueron asesinadas en Londres, lo que le llevó a una dura depresión.

En marzo de 1983, el Real Madrid cedió a Cunningham al Manchester United, tras petición expresa de su ex entrenador Ron Atkinson, en ese momento manager de los Diablos Rojos. Tras su breve etapa en Old Trafford, el delantero volvió a España, para enrolarse en las filas del Sporting de Gijón. En Asturias estuvo una temporada, en la que a pesar de sus tres escasos goles, se ganó el cariño de la afición sportinguista.

Foto: Diez

Fue jugador también del Manchester United.



Tras su segunda etapa en la Liga, Cunningham pasó por el Olimpique de Marsella y el Leicester City para, posteriormente, regresar a Madrid, esta vez a las filas del Rayo Vallecano, equipo en el que tendría una segunda etapa en la temporada 88/89, de trágico desenlace.

Tras su paso por Vallecas y tras una experiencia fallida en la liga belga con el Charleroi, con el que solamente jugaría un encuentro, Cunningham fichó por el modesto Wimbledon, con el que, no obstante, haría historia. En aquel mítico plantel, la “Perla Negra”, compartiría vestuario con grandes jugadores con los que logró vencer en la final de la FA Cup de 1988, contra todo pronóstico, al poderosísimo Liverpool.

Tras aquel éxito puntual, regresó al Rayo Vallecano, esta vez en Segunda División, para formar dupla atacante con Hugo Maradona. Cunningham contaba ya con 33 años y una desigual carrera a sus espaldas, sin embargo fue recibido con alegría por la afición vallecana.

Finalizó la temporada sin pena ni gloria, aún cuando el Rayo ascendió a Primera. Sin embargo, con el final del verano, llegó también el fin trágico de su vida.

Foto: Diez

Así quedó el auto en el que el inglés se conducía.

E l jugador falleció a los treinta y tres años en un accidente mientras conducía su vehículo a toda velocidad y sin cinturón. El percance ocurrió en Madrid la mañana del 15 de julio de 1989. Cunningham salió expulsado del coche al chocar contra un poste, quedando su cuerpo tendido sobre el asfalto. Un amigo que lo acompañaba resultó ileso. Dejó una esposa española y un hijo.