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Pinto: 'No podía seguir ni loco como técnico de Costa Rica'

El entrenador colombiano volvió a referirse a la 'deslealtad' de Wanchope.

2014-09-20

El ex entrenador de la Selección de Costa Rica, Jorge Luis Pinto, brindó una extensa entrevista a la revista Soho de Colombia, donde reveló interesantes detalles sobre lo sucedido en el mundial de Brasil 2014 con la tricolor y además de su polémica salida.

El sudamericano habló sobre 'deslealtad' de quien fue su asistente técnico Paulo Wanchope, ahora técnico interino de los ticos.

También se refirió a su cábala y cómo preparó los partidos del Mundial donde hizo un papel histórico.

LA ENTREVISTA

Después del anuncio de que no va a renovar con Costa Rica, algunos jugadores y sus asistentes han salido a criticarlo. ¿Qué piensa de eso?
Después de lo que me hace Wanchope (asistente técnico) yo no podía seguir, ni loco. Pienso que, en principio, la lealtad es lo más importante y no había lealtad.

¿Wanchope quiere quedarse con su puesto?
Sí, claro, es obvio. No les decía nada a los jugadores, fue muy complaciente. Lo que yo sufrí ese tiempo fue durísimo. Y lo mínimo que yo pedía era seguir con unos asistentes de mi confianza.

¿Por qué Wanchope no fue leal?
En ninguna de las decisiones que tomé en el Mundial —y lo digo públicamente— Wanchope estuvo de acuerdo. El esquema y todas las decisiones que yo tomaba, él no las apoyaba. Así era muy duro trabajar, imagínese ese ambiente.

¿Y él qué le decía al ver los resultados positivos durante el Mundial?
Nada, no toquemos ese tema. En la rueda de prensa en la que se anunció que yo no seguía, dije lo que tenía que decir. Ellos quieren buscar que Costa Rica no me quiera, pero al pueblo no se le puede mentir ni engañar. Están mintiendo, engañando, pero en chismes no me meto.

¿Cómo era su relación con los jugadores?
Muy buena. Es que en el fútbol no todo es belleza, todos se equivocan, yo tengo necesidades de corregir y a algunos les molesta. Pero no me vengan a decir que no había buena relación. Tácticamente, 10 puntos; corriendo, 10 puntos; luchando hasta el final por cada partido, 10 puntos, ¿y ahora resulta que están bravos conmigo? Es una contradicción. Al pueblo no se le miente.

¿Usted está pendiente de lo que dice la prensa?
No, nada. No oigo radio, no leo prensa y no veo noticieros, o si los veo es muy poco. Además, en el Mundial no había tiempo para eso. Si he mirado Internet un par de veces, es mucho.

¿Cómo preparó usted los partidos, cómo hizo para estudiar a sus rivales?
Yo tenía cinco videos de los ataques de un solo equipo y cinco en los que solo se veían las defensas del mismo equipo. Por eso uno va viendo cómo atacarlos y cómo defendernos. Personalmente hice esquemas en los que sabía cómo atacar a Italia, a Inglaterra y a Uruguay.

¿Y de la teoría a la práctica se cumple todo? ¿Así tal cual pasó?
Tal cual. A Italia los tapamos. Yo sabía que un pelotazo de Pirlo me ganaba el partido, que un centro de Candreva podía dejar mano a mano a cualquiera. Candreva es el jugador que más ponía balones para dejar mano a mano a los delanteros antes del Mundial y en nuestro partido solo alcanzó a poner uno. Para eso sirven los videos.

Entiendo que usted venía estudiando a Pirlo desde muchos años antes de ese partido…
Le he seguido la pista desde que me acuerdo no solo para aprender a marcarlo sino por verlo, porque lo admiro, me encanta ese tipo de jugador. Tan es así que tengo una anécdota muy buena con Campbell (jugador de Costa Rica): él cambió la camiseta con Pirlo y Prandelli (DT de Italia) me mandó la camiseta de Balotelli, y entonces le dije a Campbell en el camerino: “Cambiemos de camiseta, yo me quedo con la de Pirlo, hágame ese favor”, tomándonos el pelo.

¿Contra Italia qué otras cosas tenía planificadas que le salieron bien?
Manejé cuatro conceptos: 1. Les llené la zona central del campo para que ni Pirlo ni De Rossi recibieran la pelota. 2. Por si acaso Pirlo iba a recibir, lo presionaba cualquiera para impedirle que acomodara el balón y tocara. 3. Si él recibía y acomodaba, le tapábamos el perfil para que no pudiera lanzar el balón sino que simplemente tocara al lado o hacia atrás. 4. Si llegara a ganar la posición y lanzar el balón, la línea de cuatro defensas o la achicaba o le agrandaba, para dejar a Balotelli en fuera de lugar: en ese partido, Balotelli quedó 14 veces en fuera de juego.

¿En algún momento sintió que sus planes no funcionaban?
Recuerdo uno que ratificó todo mi trabajo: el primer tiempo contra Uruguay. Era el primer partido y nos fuimos al descanso perdiendo 1-0. A todos les pedí calma, equilibrio, no moví el equipo, todo el mundo pensó que iba a hacer muchos cambios, pero no. Estoy convencido de que los esquemas se hacen para jugar en los mundiales, no para raticos, no para cambiar porque sí. Al final ganamos 3-1.

¿Y todo eso que usted estudia es fácil de que los jugadores lo entiendan?
Ahí está el éxito. Por ejemplo, sabíamos cuál era el jugador al que más se le podía atacar en el mano a mano. En Italia había dos: uno que no jugó, De Sciglio, y el otro, Chiellini, que por lo pesado y grande se le podía sacar mucho provecho en eso. Y así fue.

Usted jugó en el “grupo de la muerte”, ¿cuál fue el partido más duro de todos?
Para mí, el partido más complicado no fue en la primera ronda sino contra Grecia, en octavos. Ese fue el más duro de todos, por todas las connotaciones. Era un equipo que fue a defenderse y a contragolpear. Nosotros íbamos bien en el 1-0, pero la expulsión nos complicó y ahí tomó otra cara el juego. Al final ganamos por penaltis.

En ese partido usted se veía especialmente tenso….
Fue duro, en un momento miré hacia la banca y le dije a uno de mis jugadores: “Prepárese que va a entrar”, pero todos me dijeron: “Pero si ya hizo los tres cambios”. Son cosas del fútbol.

¿Lo cogió de sorpresa que en el partido contra Holanda le cambiaran al arquero para la definición de los penaltis?
Es cierto que valoramos mucho al arquero titular, miramos qué penaltis había tapado y cuáles no, pero también las características de los cobradores. No le dimos trascendencia a eso. Íbamos con el convencimiento de cobrar bien y de que Keylor (arquero de Costa Rica) en cualquier momento tapaba un penalti. Estábamos seguros. Fallamos en los cobros, eso es todo.

¿Sintió que le podía ganar a Holanda?
Claro. Faltando cinco minutos del alargue me pasó algo curioso. Yo acompaño los ataques, los de mi equipo y los del otro equipo, y en uno de esos fui caminando muy allá, casi cerca del área y regresé riéndome. Un jugador de Costa Rica se paró del banco y me dijo serio: “Usted de qué se ríe”, y le dije: “De los espectaculares achiques que está haciendo el equipo”. Era cierto, fue algo inconsciente, pero tal y como lo había planeado antes del juego.

¿Cómo es una charla técnica suya antes de los partidos?
En el hotel. Me gusta un sitio cómodo, donde haya gran concentración. Por ejemplo, hay charlas técnicas que duro preparando cinco días. Veo cinco, seis, siete partidos, a cada uno le saco detalles, después concluyo y ahí sí hago la charla técnica. Todas las que he hecho, en especial las del Mundial, las tengo escritas.

Debería publicarlas…
Se las quiero dejar a mi hijo.

¿Qué tan cierto es que usted usó el mismo vestido para dirigir el Mundial?
Todos los partidos los dirigí con el mismo vestido, tenía tres más que no usé. Dirigí con el mismo vestido, la misma camisa, la corbata, los zapatos, las medias y todo lo demás. Fue un vestido que compré en Estados Unidos, y yo mismo le mandé a poner el escudo de la Federación de Fútbol de Costa Rica.

¿Siempre ha sido de cábalas?
A veces, sobre todo con ropa. Aquí con Cúcuta tuve una chaqueta con la que gané siempre. En Costa Rica tuve otro blazer que me lo ponía para los partidos más complicados…

¿Es verdad que toma tinto todo el día, incluso durante los partidos?
Sí, el día del partido tomo más. En el intermedio tomo tinto también y así. Primero, por la voz, es algo caliente, y como grito tanto, me conviene. Segundo, con un tinto bien concentrado me siento fuerte, estimulado, activo.

Además de lo táctico, ¿cuál fue el éxito de Costa Rica?
La convivencia de los jugadores con sus familias, eso me gustó. Después de los partidos se veían con sus familias. Yo podía estar con mi esposa, mi hijo y mi hija, y no sabe cuánto me ayudó. Ellos fueron fundamentales. Uno se sentía tranquilo, acompañado.

¿Se arrepiente de alguna decisión en el Mundial?
De pronto hubiera rotado algunos jugadores en el partido contra Holanda. Había jugadores muy desgastados porque contra Grecia fueron 120 minutos, pero sentí temor de que el que entrara no lo hiciera con ritmo. Esa duda la tuve, sobre todo por la parte física.

¿Qué equipos le han propuesto que dirija después del Mundial?
Hay países de Suramérica y de Oceanía. Unos estuvieron en el Mundial y otros no. No puedo decir cuáles todavía.

Con la mano en el corazón, ¿usted alguna vez pensó que llegaría tan lejos en este Mundial?
Alguna vez le dije con pleno convencimiento a un amigo: no sé si gane el Mundial; pero que me ganen va a ser muy jodido.