El episodio más doloroso se vivió en mayo de 2013 cuando estaba enfrentando al equipo Watford en las semifinales de los playoffs en la segunda división.
Leicester había ganando su partido de ida en casa 1-0, pero en la vuelta estaba cayendo 2-1, resultado que los estaba dejando sin opción de ascender, sin embargo al minuto 96 el árbitro sancionó un lanzamiento penal a su favor donde si anotaba clasificaban a la final de Wembley y eliminaban al Watford.
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Sin embargo el jugador Anthony Knockaert erró su lanzamiento penal tras un gran atajada del arquero Manuel Almunia que en el contraremate también evitó el gol y fue el mismo meta quien protagonizó un despeje para un mortal contragolpe.
El Watford en contragolpe al 97 anotó a través de Troy Deeney el 3-1 que los llevó hasta la final en un juego que el Leicester jamás olvidará en su historia pues de estar a segundos de la gloria, terminaron viviendo un infierno total.
