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Nolito, un futbolista callejero abandonado por su madre

Su madre lo regaló a sus abuelos, posteriormente estuvo reclusa. Hoy Nolito vive un sueño.

2016-07-01

El internacional español Manuel Agudo 'Nolito' (Sanlúcar de Barrameda, 1986) iniciará esta temporada un nuevo desafío en la Premier League, en donde buscará triunfar con el fútbol callejero que le llevó a destacar en Primera División, así como a cumplir su sueño de jugar una Eurocopa con la selección española.

Se marcha al Manchester City, donde se reencontrará con Pep Guardiola, el técnico que le hizo debutar con el Barça, convertido en el traspaso más caro en la historia del Celta de Vigo, después de que los ingleses pagasen los 18 millones de euros de su cláusula, una cantidad superior a la que en su día pagó el Real Madrid por Míchel Salgado y Claude Makelelé.

En estos tiempos de un fútbol más físico y táctico, Nolito mantiene esa alegría de jugador callejero con la que aterrizó en las categorías inferiores del Barcelona, tras su paso por el filial del Valencia y el Ecija, donde se hizo famoso con su gol al Real Madrid en la Copa del Rey.

Su vida no ha sido nada fácil. Criado por sus abuelos, a los que considera sus verdaderos padres, Nolito se curtió en las pistas de fútbol sala de Sanlúcar de Barrameda, donde exhibía su descomunal talento a la vez que trabajaba como carnicero para ayudar económicamente a su familia.

Su madre biológica, que no pudo ocuparse de él por estar en prisión, tuvo que renunciar a su educación y entregó al niño a sus padres, a los abuelos de Nolito. Posteriormente ella estuvo recluso por problemas.

Foto: Diez

El abuelo de Nolito a quien considera como su padre verdadero.

'A veces sí he podido echar de menos a mis padres, aunque para mí son mi abuela y mi abuelo. Fueron ellos mis padres, los que me educaron. Toda la vida. A todos los niños les iba a recoger el padre o la madre y a mí mi abuelo, que era un poco mayor. Pero he sido muy feliz en mi infancia. He tenido problemas como muchas personas, aunque mi vida es esta y me gusta', dijo en una entrevista a El País.

Con 16 años cruzó la península para reforzar al Mestalla Valencia, pero sin el cariño familiar apenas aguantó un par de años en tierras levantinas. Regresó al Sanluqueño, y de ahí dio el salto al Écija para probarse en Segunda División B.

Su desparpajo, su tremenda calidad individual, lo convierten en un futbolista distinto. Maduró dos años en la categoría de bronce y en 2008 recibió la llamada con la que siempre soñó; él y su abuelo Manuel, al que dedica cada uno de los goles que marca, el que le inculcó valores como el esfuerzo y el compromiso, el que le convenció para alejarse de la barriada y centrarse en el fútbol.

Reforzó al filial azulgrana, donde coincidió con Luis Enrique, el técnico que le animó a cuidar la alimentación -'con él dejé de comer bocadillos, aprendí la importancia de cuidarse'- , y tuvo que esperar hasta octubre de 2010 para debutar con el primer equipo, dirigido por Pep Guardiola, quien ahora le convenció personalmente para que le acompañara en su aventura en la fría Manchester.

Sin sitio en el primer equipo del Barça, y camino de los 25 años, Nolito optó por hacer de nuevo las maletas. Escogió al Benfica, donde vivió una montaña rusa, sobre todo por sus desencuentros con el técnico Jorge Jesús. 'No confiaba mucho en mí', recuerda habitualmente el gaditano.

Foto: Diez

Cadiz, la ciudad donde Nolito tuvo una infancia austera.

Se marchó cedido al Granada, donde volvió a mostrar sus virtudes, y el empeño de Luis Enrique en contratarlo obligó al Celta a rascarse el bolsillo. Sus inicios en Balaídos no fueron fáciles, pero la confianza del técnico asturiano resultó decisiva en su explosión. Su segunda vuelta como celeste fue espectacular, convirtiéndose en pieza clave en la consecución de la permanencia.

Berizzo sustituyó a Luis Enrique en el banquillo celeste ese verano, y con el entrenador argentino continuó su progresión. Ganó riqueza táctica y se implicó más en labores defensivas, lo que no impidió que mantuviese su relación con el gol.

El 7 de noviembre de 2014 recibió la primera llamada del seleccionador, Vicente del Bosque, y once días después cumplió su sueño de vestir la camiseta roja. Lo hizo ante Alemania, precisamente en Balaídos.

A partir de ahí, los rumores sobre su salida del Celta fueron continuos. El verano pasado sonó con fuerza para el Everton, Atlético de Madrid y Valencia; en enero de este mes para el Barcelona. Su vuelta al Camp Nou estuvo muy cerca, pero la imposibilidad del club azulgrana de pagar su cláusula de rescisión -18 millones de euros- la frenó.

Era el gran deseo de Luis Enrique, pero su rendimiento con la selección, primero en los amistosos y después en los primeros partidos de la Eurocopa, animaron a Pep Guardiola a lanzarse a por él. Nolito prefería Barcelona al frío de Manchester, pero la llamada del técnico catalán lo cambió todo. Vivirá su primera aventura en la Premier, la segunda lejos de España.

Foto: Diez

Siendo juvenil del Barcelona comía muchos bocadillos y Luis Enrique le enseñó a cuidar su alimentación.