De acuerdo con UOL Esporte, que tuvo acceso al testimonio de uno de esos amigos, el jugador habría compartido las fotos Cristiana Brittes, la esposa de Edison Brittes Junior, el hombre que más tarde confesó haber decapitado al deportista.
Según la policía civil del estado de Paraná (sur), el cadáver del futbolista de 24 años, que militaba en las filas del modesto Sao Bento (de la serie B) tras ser cedido en junio por el Sao Paulo FC, fue encontrado el sábado en una zona rural cerca de Sao Jose dos Pinhais, suburbio de Curitiba (sur).
Tras ser detenido como sospecho junto a su esposa e hija, Edison Brittes Junior decidió confesar el asesinato.
“Cuando abrí la puerta, él estaba encima de mi esposa mientras ella pedía auxilio. Lo que hice fue lo que haría cualquier hombre, porque la mujer que estaba allí no era mi esposa. Eran todas las mujeres de Brasil. Podía ser su hija, su hermana, su madre, su esposa. En ese momento era mi esposa, Cris, con la que llevo casado 20 años. La mujer a la que he dedicado mi vida, que siempre me amó y respetó”, aseguró el empresario en el vídeo que grabó y luego compartió para dar a conocer que el asesinato había sido un acto de defensa.
Brasil es uno de los países más violentos del mundo, con un récord de 63.880 homicidios en 2017, una tasa de 30,8 por cada 100.000 habitantes (tres veces más que los 10 por 100.000 considerados por la ONU como el umbral de la violencia endémica).
Considerado una promesa en el centro de formación de categorías inferiores de Cruzeiro, un potente club de su estado natal de Minas Gerais (sureste), Daniel Correa Freitas hizo su debut profesional en 2013 en el Botafogo, de Rio de Janeiro, jugando junto a su ídolo, el holandés Clarence Seedorf.