Porque eso es lo que ha pagado Giampietro Manenti por la entidad. Nada más. Se ha metido la mano a la bolsa y se ha hecho con el control. Sin la necesidad de convocar elecciones.
¿Fácil, no? Eso podría parecer. Sin embargo, la realidad es mucho más compleja. La compra lleva trampa en términos cuantitativos, en concreto, 201 millones de euros -según estimaciones-, que es la deuda que acumula el equipo. Con este dato creo que es mejor ir guardando el euro.
Manenti, administrador de Mati Group, una empresa eslovena ligada a Gazprom, llega acompañado por Fiorenzo Alborghetti y Pietro Leonardi.
Ellos son los responsables del club desde el domingo y los que tendrán que evitar la quiebra e, incluso, la posible desaparición del club.
En primera instancia, abonando el 15 de febrero los salarios retrasados más otros impuestos.
Se estima que los nuevos dueños tendrían que reunir casi 15 millones de euros para hacer frente a esos pagos, sin olvidar que en noviembre el club ya fue sancionado con un punto en la Serie A por no cumplir los plazos fijados.
El Parma, que tiene en sus vitrinas tres trofeos europeos (Recopa en 1993 y dos Copa de la UEFA en 1995 y 1999), ya sufrió un colapso financiero hace diez años con el escándalo de Parmalat, que envió a su presidente, Calisto Tanzi, a prisión.
