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La conmovedora carta de la madre de Jonás Gutiérrez: 'la pelota te está esperando'

Mónica dedicó unas enternecedoras palabras a su hijo quien superó el cáncer a fuerza de coraje, optimismo y determinación.

2014-12-23

Mónica, madre del futbolista J onás Gutiérrez, conmovió a con una carta dedicada a su hijo, quien ha superado un cáncer y se preparara para regresara a las canchas.

La madre del 'Galgo' le escribió a canchallena.lanacion.com.ar las líneas donde cuenta por qué le puso Jonás y también reveló algunas de las vicisitudes que éste ha tenido que superar en la vida.

LA CARTA ÍNTEGRA DE LA MADRE DEL FUTBOLISTA

Jonás (Gutiérrez) no tendría más de 4 o 5 años. Habíamos invitado a casa a un compañerito suyo del jardín (kinder). Yo tenía muchas tías, que siempre le regalaban chocolatines, Jonás coleccionaba los muñequitos que traía el chocolatín, estaba orgulloso de tenerlos.

Pero aquel día, vino este compañerito y yo lo vi cuando se guardaba distraídamente algunos muñequitos en el bolsillo. Cuando se fue, le dije a mi hijo: 'Jonás, a este chico no vamos a invitarlo más. Se llevó tus muñequitos'.

Pero él me dio una respuesta que me dejó asombrada: 'Mamá, ¿no te das cuenta de que si se los llevó es porque yo los tengo y él no? Dejalo así, que se los lleve'. Ese día mi hijo me dio una lección que nunca olvidé ni voy a olvidar.

LA HISTORIA DE SU NOMBRE

Yo no quería tener hijos. Pensaba que hay tantos chicos a los que les faltan padres en este mundo, que traer un hijo era... No sé, en ese tiempo no quería. Pero quedé embarazada, y entonces recordé la historia de Jonás, un profeta menor del Antiguo Testamento a quien Dios le encomendó ir a predicar a Nínive. Jonás le dijo que no quería hacerlo y se embarcó rumbo a un lugar lejano.

Pero en el viaje se desató una tormenta terrible y los marineros lo arrojaron al mar, donde se lo tragó una ballena.

Lo tuvo durante tres días en el vientre, hasta que lo vomitó en Nínive, justamente adonde Dios lo había mandado. Eso significa que uno no puede contra el destino que Dios nos fijó.

Dios quiso, entonces, que yo lo tuviera, y por eso Jonás se llama Jonás. Como creyente, me sentí muy identificada con esa desobediencia.

Jonás, mi Jonás, le ve el lado bueno a todo y a todo el mundo. Eso que uno quizá no capta él lo ve. Su actitud positiva ante la vida y ante las personas es un rasgo que jamás lo abandonó y que ahora lo ayudó muchísimo a salir adelante, a superar su enfermedad.

SU VALOR PARA AFRONTAR EL CÁNCER

Lo que vi en él desde el primer momento fueron unas ganas tremendas de curarse. Ése era su objetivo y hacía rigurosamente todo lo que debía hacer para conseguirlo.

Tenía sus miedos, pero no quería demostrarlos. También nosotros los teníamos, claro. Especialmente a la quimioterapia.

'¿Estás seguro de que querés hacerla?', le pregunté una vez. 'Sí, mamá. Me quiero curar, quiero volver a tener una salud plena', me dijo.

Esa actitud positiva, que es su manera de ver la vida, para mí significó el 70% de su tratamiento. Cuando supimos que estaba curado, la alegría fue indescriptible.

Pero la espera de esos dos o tres días hasta que le dieron el resultado fue terrible. En un principio, él no quiso decir nada, pero cuando sintió que estaba preparado lo hizo público, después de que lo hablamos en la familia.

Quizás esa forma de ser tenga que ver con que desde chico le tocó enfrentarse con situaciones difíciles.

SU INICIO EN EL FÚTBOL Y SU MENSAJE

Antes de los 2 años tuvo una convulsión febril que le dejó paralizada la mitad izquierda del cuerpo.

Lo llevamos a la sala de primeros auxilios de Sáenz Peña, donde le dio un paro cardíaco. Lo trasladaron al hospital Zubizarreta y seguía con el cuerpito así, inmóvil.

El médico nos dijo que si ese cuadro no volvía enseguida, no volvía más, así que nos aconsejó que practicara deportes para determinar si había quedado alguna secuela.

Y así empezó a jugar al fútbol a los 3 años, en Estudiantes de Caseros, en la sede social de Francisco Beiró y Lope de Vega. Eso que a mí me hizo feliz, porque me encanta el fútbol.

Jonás se destacó desde chico por lo mucho que corría. Fue al colegio inglés Brighton, de Sáenz Peña, y allí, en las competencias, él les sacaba una cuadra de ventaja a sus compañeros.

De chico era tan flaco que me decían que le diera polenta (comida típica de Argentina hecha de harina de maíz amarillo).

Pero la polenta era y es lo único que no le gusta. '¿Cómo puede gustarles esto, mamá?', me decía. Así que le hacía tortas de harina de maíz, o torrejas, para que engordara un poco.

Jonás es espiritualmente tranquilo, pero hiperquinético. No puede estar sin un proyecto entre manos. Lo que tiene de optimista y positivo también lo tiene de responsable y de respetuoso hacia los demás.

Ama a los animales y le encanta la música. Toca la guitarra y lo hace muy bien. Tenía un profesor en Inglaterra.

Me encantaría que se case. Tengo mucha illusion con eso, porque lo veo muy bien con su novia (Alejandra Maglietti). Ella es una bendición de Dios.

Uno no quiere ni debe imponerles nada, pero cuando uno tiene buena pareja es bueno que prolongue esa felicidad, y eso se logra con una familia... iba a decir 'a la española'. Creo que ése es el pilar de una sociedad sana.

Estoy segurísima de que Jonás va a volver a jugar como siempre.

Hace unos días, cuando le dieron una distinción en la Legislatura, me pidieron que dijera unas palabras. Entonces yo quise hacer hincapié en la pelota, que fue la protagonista de su vida.

Recuerdo que dije: 'Y ahora, quieta, en el verde césped de alguna cancha, la pelota, Jonás, la pelota te está esperando'. Y estoy convencida de que así es.
Esa actitud positiva, que es su manera de ver la vida, para mí significó el 70% de su tratamiento (...) Quizás esa forma de ser tenga que ver con que desde chico le tocó enfrentarse a situaciones difíciles.

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