La Selección

¡Honduras se encarrila y vuelve a la vida al vencer a Trinidad y Tobago en la hexagonal!

Romell Quioto, Emilio Izaguirre y Eddie Hernández le han dado vida a la Bicolor.

2016-11-15

Volvemos a la vida. Nada está perdido. La Selección de Honduras ha levantado moral en casa este martes al vencer 3-1 a su similar de Trinidad y Tobago en la fecha dos de la hexagonal mundialista.

Romell Quioto, Emilio Izaguirre y Eddie Hernández se vistieron de héroe en una tarde maravillosa. Ellos, y la solidaridad del resto, le han dado vida a la Bicolor y han encarrilado el camino de la esperanza en busca de un boleto al Mundial de Rusia 2018. Lo de Panamá fue un accidente. Ya ni recordarlo.

REPASA EL MINUTO A MINUTO DEL PARTIDO EN EL OLÍMPICO

Honduras ganó como tenía que hacerlo. Con el corazón. Por eso hubo semejante fiesta al final, como si se hubiera ganado algo grande: con todos los jugadores abrazados en la mitad de la cancha y hasta el profe Amado Guevara enloquecido, con el puño en el aire. Pinto estaba en el palco cumpliendo una sanción. Reaparecerá ante Estados Unidos.

No era exagerado, claro que no. Porque esta Honduras zafó de una que se había complicado demasiado y ahora mete presión. Ganó su primer partido en esta difícil hexagonal, se sacó de encima a una débil Trinidad y Tobago y las esperanzas renacen.

Con la carga en el camino, Honduras comenzó a jugar con aplomo y fue encontrando los hilos del partido. Los circuitos comenzaron a funcionar con piernas de talento puro. Boniek armando con orden, Mario Martínez controlando y lanzando centros y un Roger Espinoza con sobriedad en la marca.

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En la cancha había un equipo diseñado para atacar y presionar. Para jugar y poner de víctima a un invitado que en el primer tiempo no tuvo mayor presencia en el juego como en el complemento.

Foto: Diez

Fueron momentos asfixiantes para una Trinidad que solo se paseaba perdido por completo en el campo. Tanto así que a los cinco minutos ya estaban realizando un cambio ante la lesión del arquero Jan-Michael Williams, quien recibió un rodillazo circunstancial de Alberth Elis, quien llegaba con veneno puro para comenzar a liquidar.

Era un partido intenso. Bravo. Con buen oficio y criterio para manejar los hilos, Honduras se comía tramo a tramos al enemigo. Y esa presión hizo que se adueñara de las mejores jugadas. Una clara fue a los 12 minutos. Quioto sacó un derechazo cacheteado, pero el arquero sacó al tiro de esquina. Era un aviso.

LOS GOLES DE LA ESPERANZA

Esa actitud en el campo dio efecto. Fruto de esa constantes arremetidas el 1-0 ya estaba cantado. A los 16 minutos una gran triangulación que orquestó Boniek, el zurdo Martínez hizo la pantalla y dejó a Romell Quioto que disparara a placer para lucirse con un brutal derechazo.

Foto: Diez

El Olímpico era un murmulllo. Estallaba de algarabía. Era el renacer de una tarde emocionante para reír. Atrás el fastidio y vengan los abrazos.

Y para confirmar esa recuperación anímica el segundo tanto se dio apenas dos minutos después de haberse desahogado de la presión. A los 18, y en una lucha voraz en el área, apareció la zurda de Emilio Izaguirre para sacar un remate directo al fondo de las redes.

Honduras jugaba con determinación. Pasado la media hora éramos mejores en el campo. Alberth Elis tuvo dos claras, pero no fue su tarde. Los circuitos seguían vivos y se mantenía la intensidad. Por eso, a los 33 minutos Quioto sacó otro disparo elevado que pasó besando el paral.

Trinidad y Tobago nunca dio muestra de recuperación y se fue al descanso con una terrible desazón futbolística. Eso sí. El en el complemento tuvieron una cierta rebeldía.

EL TAPADÓN DE DONIS QUE NOS SALVÓ DEL RIDÍCULO

Después de las instrucciones en el camerino y más frescos hubo cierta dósis de conformismo de Honduras. No fuimos ni la sombra del primer tiempo. Había vida, claro, pero nos costó mantener el aplomo.

Trinidad nos puso a temblar con el gol del descuento a los 51 minutos. El grandulón Carlyle Mitchell sacó petróleo al saltar entre los defensas Maynor - Henry y clavarla de cabeza.

Era un sufrimiento, porque pasamos de estado de tranquilidad a uno de tensión al límite. Aún así se lograron sacar algunas jugadas peligrosas. Pero con el 2-1 había que presionar. Y fue lo que hizo Honduras.

Ya no había más oficio, poca profundidad, pero a los 80 minutos por fin Eddie Hernández anotó el 3-1 y la cruz fue menos pesada. Gran triangulación entre el Chino Discua y Boniek, justo para que Hernández metiera la pierna y venciera al espigado arquero triniteco. Sobre el 91 Elis tuvo su gol, pero en el mano a mano, perdonó.

Y así nos vamos cerrando este 2016. Con tres puntos claves, muy claves por aquello de las matemáticas sobre el final.

Honduras cumplió una parte de su objetivo. A fuerza de trabajo. Hoy, su solo nombre es sinónimo de respeto para los rivales. Ahora su desafío es colocar ese mismo nombre arriba en la tabla.

A esta seleccion, si no se aparta de este camino, si le siguen doliendo las derrotas aún en los momentos de gloria, la historia le tiene reservadas, todavía, unas cuantas páginas.