Nuestros guerreros salieron abatidos. El golpe emocional fue bastante duro en algunos de los seleccionados, como el caso de Ever Alvarado.
El defensor catracho, que se quedó en la banca para este partido, no soportó tanto dolor y se enloqueció en el banco de suplentes.
Por la cabeza de Ever Alvarado no pasaba más que dolor. Tras el gol de Kendall Waston, mientras los demás jugadores estaban en estado de shock sentados, Alvarado lo sufría solo.
Caminaba de un lado para otro y se desahogó golpeando en reiteradas ocasiones el plástico de los dogauts del recinto costarricense sin importarle herirse.
Alvarado golpeaba el plástico a puño limpio y lloraba como un niño desconsolado, no era para menos, el empate era como una derrota.
Tras agarrar de desahogo los dogauts, Ever se hincó con sus ojos llenos de lágrimas y agarró una silla de consuelo para seguir llorando... ¡Ánimos, guerrero!
LA TRISTEZA DE LOS SELECCIONADOS HONDUREÑOS