La Selección

La nostálgica historia con el papá de Wilmer Crisanto

Don Mariano Crisanto vive en Estados Unidos desde hace 12 años y DIEZ cuenta su historia de superación.

2012-08-04

Los recuerdos lo conmueven, se hace el fuerte, no llora porque su carácter aparentemente duro no se lo permite. Don Mariano revuelve su baúl y saca a relucir la historia de un gran goleador que se vino abajo por culpa de una lesión de rodilla, que le impidió seguir creciendo en el balompié profesional de la Liga Nacional de Honduras.

Para muchos es un desconocido, pero para otros no. Lo encontramos en una casa en Boston, ciudad en la cual Olimpia se midió al Milan. Trabaja en la pesca de langostas para sobrevivir y mandarle dinero a sus hijos, incluyendo a Wilmer Crisanto, lateral derecho de la Sub-23 de Honduras.

“Los dejé pequeños, Wilmer era el hijo mayor, le dije que me iba de viaje, aunque no revelé para dónde. No les quise decir que me venía mojado”, comienza a relatar don Mariano.

“Pese a la distancia, Dios me premió con un hijo obediente, educado y disciplinado. Cuando él tenía 14 años regresé a mi país, y me di cuenta que estaba en la Selección Sub-15 de Honduras en Bolivia, quedé sorprendido. Es un orgullo para mí, aunque en la selección lo he visto jugar, solo por televisión”.

PADRE DE PIES A CABEZA

Mientras nos muestra parte de su vida y de su personalidad y posa para la foto con la camisa número 2 de la Selección Nacional con el apellido Crisanto, Don Mariano comienza a ceder y mostrar su sentir al vivir desde el 2000 alejado de sus cinco hijos.

“Mire hermano, le diré algo, aquí se sufre, pero vale la pena. Yo me vine para Estados Unidos para darle un mejor futuro a mis hijos, los abandoné, pero no porque quise, sino por necesidad, los apoyé y los sigo apoyando, aún son mi tesoro”, continuó relatando.

“Yo sé que algunos me dirán que fui mal padre, pero esa decisión la tomé porque tenía que velar por el bienestar de ellos, ahora todos tienen su educación y han salido adelante”.

Las lágrimas de un padre son valiosas si son por amor, y las que ha derramado don Mariano llevan el sello de este sentimiento.
“He llorado mucho, los extraño y ellos a mí también, a veces me pongo triste porque no estoy con ellos”.

SOBRE SU TRABAJO Y SACRIFICIO

La sonrisa de don Mariano comienza a salir a flote, se siente en confianza y nos da la libertad para conocer más de su entorno, su casa y su laborioso trabajo.

“Todos los días me levanto a las 2:30 am para estar ya listo a las 4:00 am en el trabajo. Me subo al bote, nos vamos, entramos al mar y regresamos a las 12:00 meridiano, mi papel es hacer que las langostas entren a la trampa, a diario sacamos entre 2 mil y 3 mil libras y se venden bien, a veces 4 dólares o 5, depende del cliente”.

La Rosa es el nombre del barco en el que labora y del cual fue nombrado segundo capitán. “Lo más difícil es la mañaneada que uno da, pero no me quejo, porque lo mejor de todo es la paga je, je, je, pero esto lo hago por el bien de mis hijos”, dice.

Quién es: Mariano Crisanto Meléndez

Profesion: Ex futbolista y actual pescador.

Otros trabajos hechos en EUA: Construcción y pintura.

Edad: 48 años

Nació: 3 de marzo de 1964

Sus equipos: Victoria, Deportes Progreseno, Atlético Indio, Real Maya, Platense, y en equipos de Guatemala y El Salvador.

Su mejor recuerdo: En 1987 pelié el título de goleo con Cipriano Dueñas, él llegó a 14 tantos, yo con 13.

Equipo al que más le anotó: Motagua.

Honduras: Estoy orgulloso de haber nacido en ese país.

La mejor frase: “Nunca dormí en la calle, no aguanté hambre, la virgencita de Suyapa me cuida, no quiero riquezas, pero sí salud y trabajo”.

Su fracaso: Me lesioné en un partido ante Marathón peleando por no descender, se me rompieron los ligamentos cruzados, volví a jugar, pero ya no fui el mismo, eso me llevó al retiro en mi mejor momento”.