La Selección

El cubano que forja a los atletas hondureños

Irán Madrazo tiene más de 15 años de vivir en Honduras. Conocé su historia.

2012-09-05

Cuando nos atendió al teléfono, su acento caribeño pronunciado y su ligereza al hablar, no dejó ninguna duda de que se trataba del personaje a quien buscábamos.

Luego de pautar la cita, nos trasladamos hasta el estadio Olímpico, un lugar en el que asegura permanecer la mayor parte de su tiempo.

Al llegar, una menuda figura salió a nuestro encuentro. Era él, Irán Madrazo, un cubano que a sus 78 años mantiene una silueta sana, aunque su piel refleja esa lucha diaria que ha tenido bajo el sol como entrenador de atletismo.

Fue hace 15 años que llegó a Honduras, después de haber sido seleccionado por el entonces alcalde sampedrano Luis García Bustamante en un viaje a la ciudad de La Habana.

“Vine en 1996 para los Juegos Centroamericanos, García Bustamante fue a Cuba para hacer un contrato y traer a un grupo de entrenadores cubanos para que instruyesen a los atletas hondureños”, recordó Madrazo.

Este ferviente revolucionario, admirador de Fidel Castro y defensor de su patria, evoca con nostalgia los recuerdos de aquella infancia que lo forzó a buscar mejores senderos desde joven.

“Vengo de una familia muy humilde, mi papá trabajaba cortando caña y mi madre era una ama de casa a cargo de ocho hijos”, nos cuenta con orgullo.

“Trabajé con mis hermanos en construcción. Ellos siempre quisieron que yo fuese arquitecto, pero a mí nunca me llamó la atención, yo lo que quería es hacer deporte”.

CASI JUEGA EN ESTADOS UNIDOS

Si bien, sus inicios fueron con el bate y la pelota chica, el destino y su madre se encargaron de forjarle el camino. “Me ofrecieron ir a jugar béisbol en la división Triple X de los Estados Unidos, pero mi mamá no quiso por el racismo que había en Norteamérica.

Me dijo: Prefiero que mi hijo muera en Cuba, que allá con el Kux Kux Klan, usted se queda aquí, así que no practique más béisbol”, comenta entre sonrisas.

Desde que está en suelo catracho, no se ha visto seducido por las baleadas ni el café, ya que sigue fiel a la comida criolla cubana, extraña el arroz congri y la yuca con mojo.

Con una licenciatura en deportes bajo el brazo, considera que como entrenador ha tenido éxito. Preocupado por sus alumnos, dedicado en cuerpo y alma a su pasión, Madrazo asegura que a pesar de que el amor ha sido solo un visitante, su corazón se mantiene entero.

¿En el partido Cuba-Honduras, a quién le va? “Ja, ja, ja... Por supuesto que con Cuba, le voy a mi tierra”, concluyó.