La Selección

Blog sobre Honduras-Guayana: 'Sentido del humor como antídoto contra el ridículo'

Les dejamos con esta columna de opinión sobre lo que se juega la Selección en el Olímpico.

2015-03-29

Les dejamos con este blog sobre la Selección de Honduras que hoy se juega el pase a la Copa Oro, escrito por el periodista Cristian Rodríguez:

“¿Viste que solo se bajaron del avión y se metieron directo al bus? No quisieron hablar. Lo mínimo que pudieron haber hecho era reconocer públicamente que hicieron el ridículo. Al menos así estaríamos riendo todos un poquito y encararíamos el partido del domingo con mejor ánimo”, justificó Josué, optando inteligentemente por el sentido del humor en estos tiempos convulsos de decepciones bicolores.

De hecho, Maynor Figueroa ha sido el más veloz de todos en reaccionar; tardó tres días en decir “aquí estamos dando la cara”. Yo di el último sorbo a mi café, mientras Josué seguía hojeando el DIEZ que minutos antes sustrajo al vecino de al lado y en cuya portada se hablaba de humillación por la derrota ante la Guayana de los franceses.

“El humor no es resignado, es opositor”, llegó a decir Sigmund Freud. Y es que, diferencia del chiste, el humor es –por excelencia– irreverente. Si el primero tiene que ver con los reflejos propios del lenguaje, el segundo utiliza el lenguaje y también la imagen para desnudar lo divertido de las situaciones que creemos penosas y también de las personas que por su función social reclaman pleitesía o respeto –entiéndase por aquellos que se metieron al bus a toda prisa ninguneando a los medios.

ESENCIA DE LO RIDÍCULO

Josué, aun así, es un optimista empedernido y cree que Guayana acabará cediendo hoy ante el poderío de un estadio Olímpico semivacío. No tanto así ante las virtudes futbolísticas de la H. Su entusiasmo, al igual que su sentido del humor, requiere una grandeza de ánimo para dominar los efectos desagradables del 3 a 1 del martes, permitiendo que el humor se imponga a costa de su propia insignificancia para superar las adversidades representadas en la necesidad de una goleada que no dé cabida a más despistes defensivos.

En el fútbol nuestro, lo que nos hace reír con frecuencia deriva de las pequeñas vanidades de futbolistas que reclaman la sumisión de la afición solo por su grandeza supuesta y no así por lo que hayan hecho en el campo. Es el “creerse algo” lo que constituye la esencia de lo ridículo, impidiéndoles distinguir entre lo concreto y lo abstracto.

En fin, que el humor toma –con frecuencia– al hecho actual como blanco de su creación y eso debe entenderse y aceptarse como argumento de madurez; más allá del pellejo que prometa “dejarse” Izaguirre sobre el césped y de la reivindicación reclamada por Valladares.

La cuestión es que nuestros futbolistas acostumbran confundir reverencia con respeto y carecen de la capacidad de disfrutar del humor.

En el mejor de los casos, apenas toleran el sarcasmo vulgar que les llega de algunos sectores de la prensa. Esa fue y sigue siendo la manera de entender de los grandes humoristas, desde Mark Twain hasta Woody Allen, y pasando por Charles Chaplin con su “Gran dictador”.

Así lo entiende incluso el Papa, quien se permite bromear acerca de sí mismo, y ello no le impide destapar las finanzas del Vaticano y la realidad de los curas pederastas. Y seguramente así lo entenderá también el propio Josué, quien nada más será parte del eco que resuene en el semivacío estadio Olímpico este Domingo de Ramos, mientras predispone su sentido del humor independientemente de si vamos a la Copa Oro o no. Porque es la inteligencia la que, al fin y al cabo, permite no tomarse demasiado en serio las cosas que para muchos –no para todos- son realmente trascendentes'.

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