El delantero de la
Selección Sub-23 de Honduras Darwin Espinal tuvo el mejor lunes del año. Se levantó temprano y se puso el uniforme de la Bicolor por primera vez en su vida, pero esa alegría se quedó corta cuando al final del entrenamiento miró a su padre don
Estanislao Espinal y a sus hermanos Jaritza y Javier después de once años de no verlos en persona.
El momento fue único para Darwin y su padre, cuando el delantero que vive en
Estados Unidos iba rumbo a la conferencia de prensa miró afuera del camerino a su padre. Ninguno de los dos pudo contener las lágrimas y empezaron a llorar abrazados.
Foto: Diez
'Fue muy emocionante, no lo puedo explicar, tenía 11 años de no ver a mi familia', dijo Darwin Espinal con un nudo en la garganta.
'No me había dado cuenta que estuvieron viendo el entrenamiento y
vale más que no sabía porque me hubiese puesto nervioso', siguió contando el delantero de la Sub-23 que vive desde que tiene nueve años en Estados Unidos.
Foto: Diez
Para don Estanislao, padre de Darwin, estar junto a su hijo es lo mejor que le pudo pasar en la vida.
'Es un momento único, los hijos son lo que uno más quiere en la vida,
cuando lo miré se me vino a la mente cuando se fue y quedé llorando', contó.
'Darwin se fue con la mamá en aquel momento, cuando iban en camino uno sufre mucho porque se fueron mojados.
No recuerdo cuanto tiempo se tardaron en llegar pero fue un sufrimiento enorme. Ahora quiero verlo jugar el jueves con Honduras', siguió diciendo don Estanislao.
Foto: Diez
Darwin Espinal está entrenando con la Selección Sub-23 y tambié cumple el sueño de volver a compartir con su padre. Esa alegría será inolvidable.
