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'Lo conocí en el Morazán, yo era vigilante ahí y él era entrenador de Motagua, nos hicimos amigos y la suerte quiso que nos viéramos acá', resalta un emocionado Ernesto.
Molina, quien andaba dejando a un hijo que iba con destino a California, confesó que Maradiaga 'me deseó que cumpliera muchos años más, tenía tiempo de no mirarlo', añade este valioso sampedrano de 91 años de edad.
Después del encuentro, el 'Primi' terminó de chequearse y se marchó al hermano país cuscatleco, en donde buscará recomponer el destino de la Selecta en la eliminatoria mundialista.
Mientras tanto don 'Neto', seguirá brillando con luz propia y demostrando que la esencia de la vida está en sonreír siempre.