Cabrera es parte de una gran historia en el fútbol hondureño, pues fue el tercer portero de la selección Sub-17 que participó en el mundial de Emiratos Árabes Unidos. Sin embargo, apenas tres años después de ese hazaña, la pelota está lejos del mundo de este muchacho de 20 años.
Los inconvenientes familiares, donde “los recursos no estaban muy buenos” lo obligaron a abandonar el sueño. “No fue por problemas con el equipo, se portaron muy bien, Todos ellos fueron bien calidad con nosotros. No fue un problema con el club”, aclaró.
LA REALIDAD DE LOS MUNDIALISTAS SUB-17
Dice que simplemente había aprietos económicos en la casa y “había que trabajar”.
Por supuesto que a su edad no es fácil renunciar a un sueño. “Fue una decisión bien difícil, porque era un sueño, la verdad que nadie quiere retirarse a los 18 años”.
Tras dejar el fútbol, comenzó a trabajar en una mototaxi, pero tuvo que dejarlo. Entonces comenzó a trabajar como repartidor de una empresa de gas. “Me salió un trabajo, un amigo me dijo que ocupaba un portero en el equipo de la empresa, por medio del fútbol conseguí un trabajo, estuve un año y medio ahí”, dijo. Este trabajo también lo dejó y comenzó a ayudarle a su padre en la tapicería, a donde llega a las 7:00 am y se va a las 6:00pm.
EN LA TAPICERÍA
Fernando Cabrera dice que le alegra que varios de sus compañeros estén triunfando.
Desde que entrenaba con Real España, Cabrera ayudaba en la microempresa familiar. “Es el negocio de papá, le ayudó en lo que puedo, ya conozco algunas cosas. A mí me toca desarmar, arreglarle al tapicero, es que hacemos butacas y muchas cosas que mi papá las ha innovado”.
Fernando es claro que si en el fútbol ya no hay oportunidad, tiene a que dedicarse. “Todo lo estoy aprendiendo, ya tengo dos años de estar ayudando”.
A los 20 años considera esta ocupación como su proyecto, “Ya lo inicié, si el fútbol regresa pues tengo el tiempo para las dos cosas”.
ES JOVEN Y PODRÍA VOLVER
Reconoce que la idea de volver a las canchas todavía ronda en su cerebro. “Sé que estoy joven, que tengo la capacidad de estar en un equipo, talvez se abren las puertas, uno pone y Dios dispone, Él tiene control. Si quiere que sea futbolista hay que intentarlo”.
Reconoce que un hipotético retorno es complicado, pues siempre hay muchas esperando, pero si hay una coyuntura que le permita seguir luchando por su sueño, pues la aprovecharía. “Es bien difícil la decisión, se ha perdido la condición física, , lo consultaría con mi padre, creo que lo tomaría si sale la oportunidad”.
Menciona que la vida en el mercado laboral le ha enseñado mucho. “Aprendí cosas que no vive uno en el fútbol, lo que es una responsabilidad más seria, 12 horas de trabajo, se aprende mucho como es la vida, la verdad que el jugador a veces vivimos engañados que todo lo tenemos en la boquita y la vida es más difícil”.
A Cabrera no le molesta su presente en la tapicería, pero reconoce que a veces se despierta soñando agitado, porque según él estaba entrenando.
