Los brasileños que llegaron al Mineirao en Belo Horizonte estaban impresionados con la velocidad de Quioto. Hubo quienes dijeron que les parecía ver a Usain Bolt corriendo en el campo.
La comparación se la trasladamos a Quioto y él solo sonríe. 'Esa corrida saqué fuerzas de donde ya las habían, pero sabía que tenía que dar ese esfuerzo', dice Quioto con mucha alegría.
Sobre el histórico triunfo, Romell asegura que: 'Seguimos haciendo historia, pero tenemos que continuar trabajando con la humildad que ha caracterizado a este grupo durante los Juegos Olímpicos. Este es un momento hermoso para nosotros'.
En el camerino catracho hubo fiesta tras la obtención del pase a las semifinales y Quioto también comparte lo que vivieron: 'La felicidad del grupo es inmensa. No nos queda tiempo para celebrar porque tenemos que pensar en lo que viene. Fue un partido duro contra Corea'.
Romell fue algo resistido por un sector de la prensa y de la afición, luego de que Pinto lo confirmara como uno de los refuerzos mayores, pero él se quedó callado y trabajó para llegar en su mejor nivel.
'Este es un momento inexplicable para mí, es increíble lo que Dios ha hecho conmigo y también debo agradecerle al profesor por haberme incluido en el grupo, por fortuna no lo he defraudado'.
Respecto a su gran actuación ante los coreanos, Quioto comenta: 'No siempre las cosas salen bien y es normal que a uno lo halaguen y lo critiquen. Debo seguir trabajando con humildad y dar todo en la cancha en el siguiente partido'.
Romell, al igual que sus compañeros, dicen que este equipo no tiene límites en este torneo y que van por esa medalla que sería histórica para Honduras. 'Vamos a pelear hasta el último momento, vamos a pelear por nuestra patria hasta donde Dios nos lo permita', advierte el atacante.
