Legionarios

Así fueron los últimos días de David Suazo como técnico del Brescia

El corresponsal de DIEZ en Europa, Enzo Olivera, narra el camino para llegar a donde se encontraba David

2018-09-19

'¿Otra vez Enzo?'... me preguntó David Suazo entre risas al saludarme. 'Otra vez', le respondí. Claro, porque hace unos meses atrás lo estaba entrevistando en la isla de Cerdeña, cuando era el entrenador de las series juveniles del Cagliari.

Este hondureño asumió su primer gran desafío como entrenador principal, fue el técnico del Brescia, un equipo clásico de Italia, que en su mejor época tuvo el lujo de contar en su plantel con Pep Guardiola, Roberto Baggio y Andrea Pirlo –y se dio el lujo de tener a uno de los futbolistas hondureños más grandes de la historia. '¿Cómo estuvo el viaje Enzo?... ¿Todo tranquilo?”

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!4AM!... !4AM!... !4AM... !4AM!... !4AM!... La alarma no paraba de sonar. Así comenzaba nuestro viaje a Italia. El objetivo era llegar hasta el Estadio Rigamonti, la que fue casa de David Suazo. La cita era ahí a las 13.00 horas.

El equipaje ya estaba preparado, cámara de fotos, baterías, lentes, zoom. Cámara de video, baterías, cables. Tarjetas de memoria. MacBook para editar. Dos focos de luz led. Baterías. Micrófonos. Trípode. Pasaporte al día. Tickets de avión impresos.

El viaje comenzó en el barrio de La Barceloneta, en donde vivo, corazón de Barcelona. Para llegar al aeropuerto desde aquí, tenemos que tomar el Bus Nocturno en la Avenida Joan de Borbó, el V15.

Lo esperábamos a las 4.45 AM. Pasaron cinto, diez minutos. El bus no llegaba. Siempre es puntual, no era la primera vez que tomaba este bus al Aeropuerto de Barcelona. Pero ese día '¿Qué pasa?', le pregunté a kioskero que estaba recibiendo la prensa de ese día... 'Hay marcha de taxistas. Han bloqueado todas las avenidas principales'... Quedé paralizado.

Foto: Diez

El periodista de DIEZ, Enzo Olivera cuando estaba llegando a Brescia.

El Plan B era justamente tomar un taxi, peor no había taxis. El Plan C era ir hasta Plaza de Cataluña y tomar el tren que va directo al aeropuerto, pero el primer tren salía a las 5AM y dura una hora, mi vuelo era a las 7AM. No llegaba.

EL VUELO DE BARCELONA A MILÁN

Por fin venía el bendito V15, repleto de gente. No paró. Pasaron 15 minutos. Veo venir otro V15 y me paro en la mitad de la calle con los brazos abiertos y mi maleta a un lado... '!ALTO!', le grito. El chofer para. “! Tengo que subirme a este bus si o si!'... 'Dale coño'.. !Suben sólo dos personas!!, gritó el malhumorado conductor.

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Me fui parado junto al chofer, mientras veía decenas de personas con maleta en mano, intentaban detener el bus. Imposible. No paró hasta Plaza de Cataluña. 'Te bajas aquí y tienes que tomar el R8, ese te deja en el el aeropuerto', me dijo un señor. Lo veo de lejos, el R8 y una fila de una cuadra. Ya eran las 5.30AM.

'!Perdón!... !Permiso!... !Disculpa!'... Tuve que adelantar a unos cuantos. Y cuando el bus ya salía, me subí por atrás. Obvio, al llegar a sentarme, marqué mi boleto. El periodismo de un corresponsal, de un enviado especial en el extranjero, de un comunicador freelance, no es glamour, luces. A veces si, muchas veces no. Es viveza y supervivencia. Si no paraba ese bus, si no entraba a este otro, perdía el vuelo. Perdía la entrevista.

Por el camino al aeropuerto miraba por la ventana las barricadas puestas por los taxistas en la Gran Vía, Diagonal y Ronda Litoral, tres de las principales arterias de la Ciudad Condal. Paro por el inminente ingreso de Uber. Manifestaciones, marchas, protestas. Luego de 30 minutos, llegué al aeropuerto. Bajo corriendo y me voy a la pantalla a chequear mi vuelo... 'Barcelona-Milano'... 'Puerta A55'... Antes debía hacer el scanner y pasar por policía internacional y aduanas.

Me quedaban 20 minutos para el cierre del vuelo y también, una larga fila de espera. '¿Puedo pasar?... le pregunté al oficial que controlaba la fila... 'No, debe esperar su turno'. Vi que una pareja adelante tenía una camiseta de Uruguay, y como compatriota, les dije, 'Che... ¿Puedo pedirte un favor?'... Enseguida me dieron su turno y pasé. Corriendo llegué a la puerta A55. 'Pasajero, señor Enzo Olivera. Última llamada'... escuchaba por los altoparlantes mientras corría. !Llegué!...

Foto: Diez

La imagen del periódico deportivo de Italia, La Gazzetta dello Sport.

Fue un vuelo tranquilo de la aerolínea Vueling. Barcelona-Milán. Salimos a las 7AM en punto y aterrizamos en la capital mundial de la moda a las 8.20AM. Del calor del Mar Mediterráneo, pasamos al frío en la Región de Lombardía. El plan era llegar al aeropuerto Milan-Bergamo, que está a 120 kilómetros de la ciudad de Brescia, algo así como 1 hora y 20 minutos en bus y luego tren.

LLEGADA A BRESCIA

Al llegar, consulto en el Punto de Informaciones, sobre cómo llegar a Brescia. Ya lo había mirado en Internet, pero quería chequear. La asistente me dice 'Non è possibile La stazione è chiusa oggi a causa di un incidente ferroviario'. Increíble. La estación cerrada hoy por un accidente de tren. Plan B, tomar un tren a la Estación Milano Céntrale y desde ahí otro tren a Brescia.

Hice las consultas y tenía sólo una combinación para llegar a Brescia a las 12.40 y estar a las 13.00 frente a David Suazo en el estadio. Tenía 8 minutos para llegar desde la Terminal 1 hasta la salida del tren. Antes comprar los boletos. Creo que me vestí de David Suazo y como en sus mejores tiempos emprendí una carrera por la punta derecha, entré al área y gol.

Ya estaba sentado en el tren. De ahí a Milan era 1 hora. Aeropuerto Milan-Bergamo -> Estación Milano Céntrale. Antes, 20 paradas y muchos nervios. Llegué a la estación y debía buscar el otro tren. Sólo 6 minutos me separaban. Tomé mi mochila y la maleta con los equipos. Frente a mí un tablero gigante con 40 salidas de tren. Milan es la capital industrial de Italia junto a Torino.

Es una orbe de 1 millón y medio de habitantes. La vida pasa muy rápido entre un shock de Dolce Gabbana, Ripley, Armani y Gucci. Es la zona de Italia con mayor renta per cápita. Aquí están los millonarios de la península, las fábricas, las empresas, las marcas, los clubes de fútbol exitosos, como Inter y Milan. Es el caos, el vértigo de una metrópoli. La gente vestida de traje y corbata, impecables. Toman un capuccino, americano. Comen un panino o un trozo de pizza.

'¿Mi scusi, puoi aiutarmi?'... Pregunté un par de veces, pero la gente no ayuda. No hay punto de información como en el aeropuerto. A lo lejos veo mi destino. Tren Regional RE2508 Milano Centrale->Brescia, dirección Verona Porta Nuova. Me volví a vestir de David Suazo. Como en la mejor época siendo el 'Rey de Cagliari', tomé una pelota que danzaba en la mitad de cancha y encaré a los rudos defensores italianos.

Foto: Diez

El hondureño David Suazo en las gradas del estadio del Brescia.

Para Suazo eran futbolistas, para mi esta mañana eran los guardias de seguridad que querían revisar todas tus maletas. Si me dejaba requisar, perdía el tren. Me quedaban tres minutos. Entré al área grande y metí una diagonal cruzada al segundo poste del portero. Ya estaba en el tren. No lograron revisarme nada. Como dijo Ryszard Kapuscinski, 'La mía no es una vocación, es una misión'.

Ya arriba sólo debía esperar la llegada a Brescia. Antes, con paradas en los pueblos de Lambrate, Treviglio, Pioltello-Limito, Romano, Chiari y Rovato. Atravesar en tren la Región de Lombardía es una experiencia. Kilómetros de valle, uvas y vino. El lago Como y una degustación de los mejores quesos y jamones de Italia. Pero para eso aún teníamos tiempo. Antes, había que llegar a Brescia.

LOS ÚLTIMOS DÍAS DE LA PANTERA EN BRESCIA

Cargando baterías del iPhone, para emergencias. Mientras, en el viaje iba repasando el cuestionario de temas para la entrevista con David Suazo. ¿La noticia?... Claro, su llegada al Brescia, su opinión sobre el fútbol hondureño, la selección y la no elección de un entrenador, el estilo que quiere plasmar en Italia, su idea de dirigir a la ‘H’ en algún momento. Otros temas como la llegada de Cristiano Ronaldo a la Juventus y mucho fútbol.

El tiempo pasó rápido, al igual que del frío de Milan al calor de Brescia. Había 32 grados y mucha humedad. Eran las 12.30 exactas. Dos opciones. Plan A, tomar un metro al estadio Estadio Mario Rigamonti. Plan B, taxi. Miro a la derecha y veo la entrada a la estación. ‘Chiuso per Ripazioni’. Increíble, este viaje ya había comenzado como tragedia. Cerrado por reparaciones. Salgo a la calle, en donde siempre están los taxis. Y me encuentro con la sorpresa de que... !No había taxis! Ninguno.

“Al taxi devi chiamare questo numero”, me dice un tipo que me vio con cara de frustración. Me indicó una señalética con el número de teléfono y llamo en mi básico italiano: “Ho bisogno di un taxi alla stazione Centrale di Brescia”... Me respondió en un italiano tan rápido como un derechazo de Suazo: !Capisco Tra dieci minuti sono lì!... Le entendí que venía. Me preguntó: “¿Qual è il tuo nome?”... “!Enzo!”, le grito. A los 10 minutos exactos llegó. Subo y le digo: “Tra 10 minuti devo essere allo stadio Mario Rigamonti. Per favores veloce”... Me responde: “Non ti preoccupare”...

El taxista era un tipo de unos 50 años. En el asiento leí su nombre ‘Davide’, igual que Suazo, pero en italiano. Mensajes del viaje. Pelo completamente blanco, lentes con marco negro y camisa azul. Pegado al espejo retrovisor, un sticker del Brescia Calcio. Y en el asiento de atrás, dos periódicos, ‘Giornale Di Brescia’ y ‘La Gazzetta Del Sport’.

El primero, líder de audiencia en la ciudad, lo tomé y comencé a buscar las páginas deportivas. Enseguida llego a una foto de David Suazo. Era una foto en donde se veía entrenando con el plantel, el título decía: “Test Verita”, o prueba verdadera, en español. Claro, porque se refería a la prueba que tiene el nacido en San Pedro Sula. Un gran paso, desde las Juveniles del Cagliari a la Serie B con el Brescia.

“Con Suazo el equipo tiene más fuerza y ganas de triunfo”, escribió Luigi Qui, el redactor del periódico ese día. El segundo matutino que leo es La Gazzetta Del Sport, el deportivo más leído en ‘La Bota’ y uno de los más influyentes en Europa.

“La Estrada di Suazo”, en español, el camino de Suazo. Una especie de reportaje sobre los años de Suazo en Cagliari y su paso al Inter, en donde alcanzó la cima de su carrera. Eso como jugador, porque en lo que respecta al Suazo entrenador, la cima, al menos, ahora. Está aquí, donde llegamos, la nueva casa del mundialista con la H en Sudáfrica 2010.

El exdelantero es el nuevo técnico del Brescia y hasta aquí llegamos, al estadio Mario Rigamonti. Pagamos el taxi, nos despedimos de Davide y caminamos con mochila y maleta sobre ruedas, hasta la entrada principal del estadio en la Vía Giovanni Novagani 9, en el sector de Mompiano, la zona más acomodada de Brescia.

Eran las 12.57 minutos. “¿Chi star cercando?”, nos pregunta un hombre de utilería, mientras dobla unas camisetas de entrenamiento. “Al Mister David Suazo”, le digo. “¿Sei Enzo?... Ti accompagno in sala stampa”. Me acompañó amablemente a la sala de prensa y comencé a instalar los equipos. Trípode, micrófono, luces, dos sillas para la charla en exclusiva con Diez. A las 13.00horas. Llegó David Suazo “¿Cómo estuvo el viaje Enzo?... ¿Todo tranquilo?”

Esto sucedió a inicios de la semana anterios sin pensar que ocho días más tarde, Massimo Cellino, presidente del Brescia, sacara del Brescia a Suazo cuando apenas van tres partidos disputados.