Liga Nacional

¡Qué duro! A un año de su asesinato; así recuerdan a Arnold Peralta

Su esposa Vanessa, su madre Celina y todos sus familiares siguen llorando su triste partida. Camila, su pequeña hija, es su vivo retrato

2016-12-09

En una tumba del camposanto Jardines de Paz en La Ceiba, con voz triste y quebrada, una madre acongojada alienta a su familia: “Vamos a rezarle una oración a Arnold... ‘Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre...”.

¡QUÉ EMOTIVAS! LAS FOTOS EXCLUSIVAS DE LA HIJA DE ARNOLD PERALTA EN SU TUMBA!

Nadie muere mientras permanece en el recuerdo de quienes le quieren. Entrelazan manos y el llanto se mezcla con recuerdos. La plegaria continúa: “Venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día...”.

La escena es conmovedora. Cualquier corazón es golpeado al escuchar el mensaje de los Peralta para un contención que ahora marca en el cielo. “Perdona nuestras ofensas, así como nosotros perdonamos a quienes nos ofenden, no nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal. Amén”.

Foto: Diez

Mañana se cumplirán 365 días del asesinato de Arnold Peralta (QDDG) y el tiempo no ha sido el bálsamo esperado. La tumba del exjugador del Rangers aún es regada con lágrimas.

Un 10 de diciembre de 2015, aproximadamente a las 5:45 pm, 18 disparos acabaron con la vida del exseleccionado en el Centro Comercial Uniplaza. Realizaba compras para su hija.

Las balas homicidas no se lo llevaron de la memoria. “Lloro todos los días”, confiesa doña Celina Sosa, la madre del “Pitbull” ceibeño.

La golpeada mamá, en compañía de Carlos Peralta (padre), Karla (hermana), David, Billy y Jafet (sobrinos) y Félix Castro (cuñado), están reunidos en el último lecho de su ser querido. Sus voces se quebrantan y vociferan “te recordamos como si fuera ayer”.

Ahogada por el dolor, recuerda cuando aconsejaba a su vástago, “cuídate hijo” y siempre obtenía la misma respuesta: “¿Quién me va a hacer daño, si yo no ando haciendo cosas malas?”.

SU HIJA Y SU ESPOSA

Es una tumba bien cuidada. No tiene lápida, pero se nota que es visitada muy a menudo. Hay una cruz y un enorme crucifijo. Está rodeada de los colores azul, anaranjado, verde y morado.

Estamos por presenciar otra escena conmovedora. Una pequeñita de apenas un año, camina tambaleándose alrededor de la sepultura de su padre. Viste unos diminutos pantalones que fueron comprados por Arnold un año atrás. Señala el sepulcro y dice en palabra apenas entendible “miyá”.

Foto: Diez

Se llama Camila Fabiana Peralta, tenía 45 días cuando su progenitor partió al más allá, sin embargo, ha preguntado por él. “Ya días se levantó y me dice: ‘¿Y papi?’. No encontraba qué contestarle, me eché a reír y la abracé. Cada vez que puedo le digo: Mire a su papá.

A medida que vaya creciendo yo le voy ir diciendo de lo que compartimos y lo especial que fue con nosotros”, relató su madre Vanessa Oliva, mientras la observaba.

Aunque confiesa que sus visitas al cementerio no son frecuentes; en ocasiones, cuando la vencen los recuerdos, la expareja de Peralta llega a la tumba de su amado: “Le voy a ser sincera. No vengo muy seguido. Hay veces, cuando me siento sola, no le digo a nadie y me vengo a sentar un ratito con él. No me gusta recordarlo aquí”.

LÁGRIMAS

Su padre Carlos Peralta llega casi todos los días al cementerio a rememorar a Arnold. Trabaja muy cerca, en el Palacio de Justicia en La Ceiba. “Son golpes duros. He llorado muchas noches, que no he podido ni dormir. Vengo casi a diario al cementerio. No le deseo a nadie esto. Solo uno que está en carne propia siente lo duro que es”.

Karla, su hermana mayor, llegó acompañada por sus tres hijos: “Para nosotros es como si no ha fallecido. En nuestro corazón él sigue vivo. En lo personal hago como si estuviera de viaje, de esos que tenía frecuentemente. Está con nosotros siempre”, se consuela.

Para lidiar con la pena, su madre Celina, a veces espera el retorno: “Me hago a la idea que mi hijo anda lejos, de viaje, pero hay momentos que la realidad vuelve y digo ‘no te voy a volver a ver, hasta que yo me vaya vamos a estar juntos de nuevo’”.

Un año no ha sido suficiente para borrar la herida. El recuerdo de Arnold Peralta sigue tatuado en aquellos que lo querían. Lloran su partida y aún esperan justicia.

EL DURO RELATO DE SU PADRE

A don Carlos Peralta lo traicionan las lágrimas a cada momento. Muy a menudo está en la sepultura de su hijo, cuidando que la maleza no borre sus recuerdos. “Cuando juega el Vida u Olimpia, me pasa por la mente que está jugando (lágrimas) con ese número 12. Les agradezco al Olimpia y a la Selección los momentos que han recordado a mi hijo. Espero que siempre lo tengamos presente”.

Foto: Diez

“Para mí es duro, hasta sueño con él, que estamos platicando, pero cuando me despierto es ficticio. Lo hago llorando, pero en mis sueños lo veo que está vivo”, dice con voz entrecortada.

“Yo trabajo cerca, casi todos los días estoy aquí. Siempre vengo a limpiarle la tumba. Aquí me estoy un rato recordándolo”, sigue el llanto.

FOTOS: JAVIER ROSALES / VIDEO: ERICK MALDONADO