Los aficionados tuvieron todo el tiempo del mundo para derribar el portón. Todo comenzó cuando el árbitro Armando Castro sancionó una falta penal a favor del Real España que desató la ira de los seguidores verdolagas en el coloso sampedrano.
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En la acción se mira claramente a los seguidores del Real España haciendo la misma acción, invaden la cancha para armar la batalla. La policía lanzó bombas lacrimógenas para controlar la violencia pero les fue imposible.
Al final los aficionados corren para protegerse mientras los jugadores ayudan a sacar los niños y modelos en medio del caos.