Todo marchaba bien hasta que al minuto 71, el árbitro Armando Castro decretó que se iba a cobrar una pena máxima a favor de la Máquina y fue cuando la hinchada visitante se desató con violencia.
La mayoría de personas que asistieron, incluso los periodistas, buscaban un refugio para no recibir los gases tóxicos que lanzó la Policía Nacional. Pero entre la angustia, algunos jugadores arriesgaron su integridad para rescatar personas.
Como fue el caso del segundo arquero del Real España, el juvenil Jordy Castro, quien contó a DIEZ los dramáticos momentos que vivió y cómo le dio tiempo para ayudar a algunas personas que se estaban asfixiando por el gas lacrimógeno.
“Lastimosamente fue algo terrible lo que ocurrió la noche del miércoles y sinceramente lo que más me dolió fue ver a los niños cómo lloraban, no me podía quedar parado solo para ver, esos pequeños se estaban asfixiando, casi ahogándose, había que ayudar a las personas que se podía”, dijo el guardameta que debutó en este torneo liguero con el club aurinegro.
Y es que el drama y el nerviosismo se apoderaron de las personas que solamente iban a disfrutar de un partido de fútbol; sin embargo, nuevamente las barras desataron la violencia, lanzando objetos que atentaban contra la seguridad de quienes asistieron al estadio Morazán.
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Los que más sufrieron fueron los pequeños que llegaron con sus padres y que buscaban socorro. “Era realmente muy triste escucharlos a ellos llorando que los ayudáramos a salir, porque había muchos niños, nos subimos y empezamos a pasar a todos los que podíamos”, explicó. Jordy contó cómo fue que inició la disputa de los aficionados que querían ingresar a la cancha.
“Lo primero que pasó mientras nosotros estábamos calentando, fue que el portón donde estaba la barra de Marathón fue abierto por los mismos aficionados; incluso, nosotros que estábamos trabajando a la orilla de la cancha, nos tuvimos que apartar porque se miraba que estaban a punto de romper la red porque el portón no se abría y fue ahí cuando el caos se desató. No había policías que controlaran la situación porque ya se miraba que se estaba saliendo de control todo”, contó.
Un padre de familia llevó a sus hijos al estadio sin imaginarse que esto se convertiría en una pesadilla.
Castro también explicó que parte de algunos jugadores de la Máquina y el Marathón se tuvieron que trasladar al sector de populares de la zona sur, ya que el gas los estaba afectando en donde se encontraban.
“Después los jugadores junto con los utileros fuimos hasta donde se hallaba la barra de nosotros porque había mucha gente que se miraba muy mal; ellos, incluso, estuvieron gritándonos que los ayudáramos e intentamos romper los candados para sacarlos, ya que se estaban asfixiando”.
El humo tóxico de las bombas se terminó esparciendo por todo el recinto deportivo, y a pesar de la buena voluntad de algunos futbolistas por tratar de ayudar a las personas, ellos mismos también estaban siendo afectados por los gases.
“Realmente era feo, pero no había que perder la calma y tratamos de mantenernos bien, obviamente a mí me pegó fuerte, me ardían los ojos, tenía que escupir la saliva para tratar de que se me quitara, pero era bien complicado todo y más por el momento que estábamos atravesando todos”. El guardameta también da su opinión de cómo debería terminarse jugando el torneo Apertura.
“Creo que lo más conveniente es jugar a puertas cerradas, es lo mejor, pero sabemos que no es lo ideal porque uno con la afición se apoya más, a uno lo motivan, pero por lo que ha pasado sería lo más correcto por el bien de todos para evitar cualquier problema”, explicó.
• Castro trataba de proteger a las personas que recibieron el gas lacrimógeno que lanzaron los policías.
