Liga Nacional

Óscar Salas: 'Varias veces me llevó la Policía por drogas'

El volante del Olimpia y la Selección Nacional de Honduras se confesó en el 'Loco de Limber'

2016-03-15

Óscar Salas tenía dos opciones, o se convertía en un temible delincuente o tomaba el camino que finalmente decidió: ser futbolista.

La historia de este cipote me ha impactado y seguramente a ustedes los dejará helados. El volante del Olimpia y de la Selección olímpica de Honduras tiene un pasado durísimo.

Vivió en la calle, aguantó hambre, frío, dice que hasta le tocó robar por necesidad y lo peor, consumió drogas, pero el fútbol le salvó la vida.

Me he enterado que tus amigos te llaman el “Travieso”. ¿A qué se debe ese sobrenombre?
Cuando era un niño, era muy travieso, a eso se debe, siempre me gustaba molestar a mis amigos o tirarles algo, era muy inquieto, mi vida de niño estaba llena de energía, de ahí sale ese apodo.

¿Eras hiperactivo?
Sí, siempre fui así, nunca andaba con el ánimo bajo, siempre era el que llegaba a la casa de mis amigos para reunirnos y buscar qué hacer.

¿Quién te puso el “travieso”?
Mi amigo Pedro, vive en San Pedro Sula, lo bueno que hasta esta fecha, si le preguntás por mi nombre a Pedro, no se lo sabe, ja, ja, ja. Siempre estamos en contacto, no recuerdo un día en que me haya llamado Óscar.

II PARTE: LA DURA VIDA EN LA CALLE LLEVÓ A ÓSCAR SALAS A ASALTAR CON PISTOLA EN MANO

Según entiendo tuviste una niñez muy golpeada. ¿Es cierto?
Sí. Cada persona pasa momentos difíciles en la vida, es verdad, no tuve una niñez muy agradable, pero dentro de todo era muy feliz, eso me ha motivado en la vida, recordar aquellos momentos en los que jugaba fútbol y lo hacía descalzo, eso al final me hacía muy feliz.

¿Qué te hace creer que eras feliz si dices que fue complicado?
El fútbol me gusta demasiado, no me importaba no comer, no importaba que los amigos me pusieran apodos, nada por el estilo, me hacía muy feliz cuando miraba llegar a todos mis amigos a jugar un partido, me emocionaba mucho, cuando perdía me ponía triste, fallar un gol igual, era una tristeza total. El fútbol fue mi mayor motivación para darle vida a mi vida, siempre creí que a través de esto iba a salir adelante.

Normalmente las personas que jugaban descalzos lo hacían en las décadas de los 80 o 90 y vos lo hiciste recién, al comienzo del 2000. ¿Por qué?
No podía tener tacos, mi mamá tenía un trabajo, pero no alcanzaba para comprarme un par de tacos, además, me acostumbré a jugar descalzo, el dinero solo ajustaba para comer, lo que más me causa un poco de risa es que cuando yo miraba una cancha de fútbol, la alegría era inmensa y se me olvidaba todo.

¿Solo vos jugabas descalzo entre tus amigos, entonces?
Sí. Había muchos que andaban calzados, pero eso no me impedía jugar y destacar en los partidos, además, en casa no teníamos dinero, pero había otros amigos de bajos recursos al igual que yo. Ahora que los veo y miro que han cambiado su estilo de vida me parece algo importante. Cuando recuerdo los pies de mis compañeros y rivales, solo veía pie descalzo como el mío y los que andaban tacos todos estaban rotos, llenos de agujeros.

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¿Creciste con tu madre?
Sí, viví un rato con ella, estuve hasta los 10 años, ella siempre ha sido muy importante en mi vida, luego pasé a vivir con un tío, pasó un tiempo y me trasladé a vivir a Comayagua por un año, luego nos venimos a vivir a Tegucigalpa y comencé a estudiar.

¿Y tu papá?
Está en Olanchito. También estuvo en Estados Unidos, él se separó de mi mamá cuando yo tenía un año, apareció de nuevo cuando yo tenía 18 años, estamos en contacto, no le guardo ningún tipo de rencor, él ahora está.

¿Tu papá desapareció del mapa?
Sí, se perdió.

¿y tu mamá para dónde se fue?
Mi mamá se fue para Estados Unidos, no estaban las cosas bien, decidió irse, dijo que iba a luchar por nosotros, entendí el sacrificio que ella hizo por mí.

¿Y te mandó algún par de tacos de Estados Unidos?
Sí, lo hacía, pero las heridas en los pies ya estaban para quedar cicatrizadas por siempre. Ella enviaba el dinero y me compraba mis zapatos.

¿Cómo es que te fuiste a vivir a Comayagua?
Llegué a vivir con mi tío, él residía en esa ciudad, mi mamá antes de viajar a Estados Unidos me dejó con él, viví un año, pero luego ellos decidieron venirse a la capital a comprar una casa.

¿Tu tío te miraba como un hijo?
Él me miraba muy bien, esa es la verdad, hasta donde él pudo se comportó muy bien conmigo, mis primos eran diferentes, no sé si me tenían celos, no sé, nunca he entendido el comportamiento de mis primos hacia mí, me tenían de mandadero. Por rato me incomodaba, me sentía mal, te diré que ellos se atrevían hasta regalar mi ropa. Eso fue duro.

¿Te miraban como esclavo?
Sí, yo tenía que hacer todo, mandados y todo lo que se les ocurría. Me esperaban para que yo les hiciera todo.

¿Alguna vez te pusiste de rebelde?
Nunca reaccioné de mala manera, siempre respeté las decisiones de ellos, no estaba en mi casa, además, no soy un irrespetuoso tampoco, pero llegó un momento en que me cansé y les reclamé, me dijeron que si no me gustaba las reglas de la casa que me largara.

¿Y te fuiste?
Se me cruzó no volver más a la casa, pero era imposible, sería una mala decisión, no tenía dónde ir. Un día me fui, es que las cosas estaban complicadas para mí, cuando la familia salía de la casa por varios días, me decían que yo tenía que buscar dónde dormir, ya no me gustaba eso, entonces un día decidí irme y me puse a trabajar. Vendía papitas, plátanos, de todo.

¿Te terminaron corriendo?
No, yo tomé la decisión de irme de la casa, fue muy duro, al final las cosas se complicaron. Me tocó trabajar y trabajé, me tocó dormir en la calle y también lo hice, tenía unos amigos que me acompañaban a dormir en la calle, tenía miedo, aunque por ratos me sentía alegre porque tenía una compañía al menos. Apenas tenía 14 años y ya sabía lo que era dormir en la calle, aguantar frío y hambre. Recuerdo que me iba a trabajar a las ferias.

¿En qué ferias trabajabas?
En Danlí, me iba a la Feria del Maíz, a La Ceiba en la época de Semana Santa. Yo conocía los feriados. Era vendedor ambulante, así me ganaba la vida. También iba a la Feria Juniana, a Copán, Trujillo y al sur del país.

¿Y cómo era el asunto, trabajabas solo o en grupo?
Trabajaba con un amigo, que aún tiene su puesto en el mercado, lo conocí y le pedí trabajo y ?l confió en mí.

Contame, ¿cómo es una noche en la calle cuando vos sabés que no tenés a dónde ir a dormir, no hay nadie, no hay una puerta de una casa que abrir, solo un callejón sin salida?
Es muy tensa, la verdad uno piensa en muchas cosas de lo que le puede pasar. No sabés qué te puede pasar en una noche que duermes en la calle, no sabés si te vas a levantar bien al día siguiente. Si vas a estar respirando, es muy difícil y feo, no duermes tranquilo, alguien puede llegar a hacerte daño. Nadie respeta a los que duermen en la calle.

¿Dormías solo?
A veces solo, pero cuando encontraba compañía, todo era mejor, nos protegíamos, a veces dormíamos en un carro botado en la calle con otros amigos, fue muy duro. Gracias a Dios un amigo, que por cierto ya murió, me llevó a vivir a su casa, Samuel era como mi hermano. Nos conocimos en la calle.

¿Pero cómo fue que murió tu amigo?
Problemas de la calle, estaba metido en drogas, es una lástima que ya no esté con nosotros. Él me llevó a vivir a la casa de la mamá, es la señora más linda que he conocido en toda mi vida, viviré siempre muy agradecido con doña Isolina, ella vive en El Hato.

¿Y cómo era Samuel?
Era buen pana, siempre estaba conmigo y me decía que algún día la vida nos iba a cambiar, él también jugaba fútbol, era buen futbolista, teníamos la esperanza de que un día íbamos a salir adelante. Lastimosamente tomó otro rumbo, recuerdo que me presentó con la mamá y me dio un techo, eso no tiene precio para mí, no cualquiera abre la puerta de su casa a alguien que vive en la calle.

¿Cómo era eso de que te tocaba dormir en un carro?
Sí, era un carro que el dueño lo dejaba en el parqueo y nosotros lo aprendimos a abrir, era complicado, nos despertábamos a las cinco en punto de la mañana, porque el señor se iba a trabajar a la seis, dejábamos todo en orden, a manera que el señor no sospechara, eso sí, nunca le tocamos nada a ese carro, al contrario, tenía seguridad privada el carro.

¿Cuántos dormían en ese carro?
Éramos varios, nos acomodábamos, siempre tratábamos de entrar tipo once de la noche, así dormíamos un buen ratito, cuando llovía, no teníamos ningún problema.

¿Tus recuerdos de vivir en la calle?
La gente, las personas son amables con uno, no les da alegría verte en la calle. Lo lamentan, además, éramos muy conocidos en el sector, nos trataban bien, éramos respetuosos, colaboradores. Siempre andábamos ayudando, nunca decíamos que no.

¿Pediste por hambre?
Sí, lo hice y la gente bien bondadosa me daba comida, siempre había personas muy buenas con uno.

¿Creíste en su momento que pudiste haber muerto en la calle?
Sí, pude haber muerto en la calle, una vez hubo un conflicto, un problema, incluso hubo disparos, pero gracias a Dios nadie salió herido. Fue un problema que había entre otros chavos y yo por defender a un amigo que estaba involucrado, me sacaron un arma, vale más que no pasó nada. Tuve mucha fortuna.

¿Qué edad tenías en esos momentos duros?
Todo esto pasó cuando yo tenía 14, 15 y 16 años. Me recuperé o evité hacer muchas cosas por la pasión que tenía por el fútbol. Siempre tuve un sueño jugar en un equipo, era fiel seguidor Motagua.

¿Vos me mencionaste drogas, eras consumidor o distribuidor?
Solo la usaba, yo la compraba y fumaba. Mirá, no caí tanto en eso a pesar que era un niño, porque me gustaba más el fútbol. A mí me salvó la vida el fútbol, estoy vivo gracias a esto.

¿Qué fumabas?
Marihuana.

¿Estuviste mucho tiempo fumando?
No fumé mucho tiempo porque la gente del Olimpia me rescató.

¿Usaste resistol?
No, nunca. Creo que no me hubiera recuperado.

¿Te detuvo alguna vez la policía?
Sí, varias veces me llevó la policía por drogas, siempre me tocaba dormir en la posta. a veces me llevaban por estar con amigos que estaban fumando marihuana y me iba en la colada.