'Aquí humildemente en la final', dice el jugador mientras se retira del estadio Humberto Micheletti ante la mirada de sus compañeros y de su entrenador Wilmer Cruz.
Si hay algo que hace auténtico al Honduras Progreso es que sus jugadores no presumen sus lujos, utilizan los términos de barrio como vagos y locos, y presumen de su comida favorita como las baleadas. Hoy en Rivera demostró que no se necesita andar en un buen carro.
Además de comer donas con refresco al final del entrenamiento, el Honduras Progreso está a las puertas de un nuevo campeonato con el 20% del total de la inversión que hicieron los equipos grandes como Olimpia, Real España y Marathón que la están mirando por televisión.