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La Roja dominó hasta un 72% de posesión de balón al final de la primera mitad, pero no estuvo fina en la zona donde suele desequilibrar.
Lopetegui probó con Rodrigo de 9 y se cansó de buscar el espacio, generó opciones de ataque sin remate. Enganchó uno de cabeza que no encontró puerta. Junto a un disparo lejano de Ramos que acarició el travesaño, fue lo más peligroso.
La magia de Iniesta, Isco o Thiago se cambió por imprecisión. De los puestos que aún bailan en el once que se estrenará en el Mundial ante Portugal, el de Thiago que pugna con Koke es que el más duda genera.
Un error de Alcántara, de los que cuestan caros en un partido decisivo, provocó la primera ocasión clara de Túnez. Badri no chutó con todo para hacerlo y Ferjani lo hizo blando a manos de De Gea.
Las imprecisiones de España generaron inseguridad y al equipo le faltó chispa. Sliti chutó arriba la primera que tuvo y perdonó en el segundo palo de cabeza la segunda.
Las buenas sensaciones de la Roja se tendrían que recuperar en una segunda parte en la que Lopetegui buscó soluciones con la entrada de Koke y Lucas Vázquez, más la opción de Nacho como solución al lateral derecho si no llega Carvajal.
Dejó defensa de tres para dar entrada a Iago Aspas en un movimiento que fue decisivo. Cuando el partido moría, un movimiento de Diego Costa le dejó ante el portero, al que sentó, pero se fue escorando hasta perder la opción de gol y buscar un amigo.
Fue entonces cuando apareció Aspas para, de disparo raso potente, marcar el tanto del triunfo de España. Su gol premia el ímpetu hasta el final, pero no alivia las dudas inesperadas antes del Mundial de Rusia.