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Uruguay, que no ganaba su primer partido de una Copa del Mundo desde México 1970, cuando derrotó 2-0 a Israel, rompió una maldición que duraba 48 años. Lo hizo cuando parecía que esa maldición se iba a alargar cuatro años más después de un encuentro en el que sus delanteros se quedaron sin pólvora.
Sobre todo Luis Suárez, que falló cuatro ocasiones claras que no suele errar, mientras que su compañero de batalla, Edinson Cavani, se encontró con el palo y con el portero, que hizo un paradón al jugador del PSG justo antes del tanto de Giménez.
En la primera parte, Uruguay apenas generó ocasiones claras de gol. Chocó contra la buena disposición táctica egipcia, que incluso se atrevió a llegar hasta la portería de Fernando Muslera.
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Mientras, Bentancur intentaba dominar el tempo del juego, pero impuso un ritmo lento, algo cuadriculado y con pocas ideas. Vecino, Nandez y De Arrascaeta también se atascaron y eso afectó a Luis Suarez y a Edinson Cavani.
Suárez no acertó y Uruguay se fue de vacío al descanso. Dominó y tuvo la posesión, pero no ocurrió casi nada. Todo se decidiría en la segunda parte, que comenzó de nuevo con otra ocasión del barcelonista, que falló un mano a mano ante El Shenawy tras un buen pase de Cavani.
El delantero azulgrana erró todo lo que no suele errar. Se le vio desesperado, con muchos gestos de desaprobación. Su regreso a un Mundial no le estaba sentando bien.
El encuentro se convirtió en un correcalles en el que tampoco hubo oportunidades claras salvo un disparo desde fuera del área de Ahmed Fathi, otro mano a mano entre Luis Suárez y El Shenawy en el que se atascó otra vez el uruguayo, una volea de Cavani que salvó el portero egipcio y una falta que lanzó el delantero del PSG al palo.
LA SALVACIÓN
Y cuando todo parecía destinado al 0-0, apareció Giménez para volar por encima de toda la defensa egipcia y romper la maldición del estreno de Uruguay en los últimos mundiales. Después de 48 años, consiguió, por fin, una victoria.