Según un importante portal de noticias, los empleados de la compañía automotriz del vehículo que el actor venía manejando, mandaron un e-mail en donde anunciaban que de los 1280 Porsche Carrera GT que se habían producido, 200 habían sido destrozados en los dos primeros años.
En el texto del correo, nunca reconocieron un error de manufactura, al contrario, los empleados consideraban que los choques que se habían presentado hasta el momento eran una ventaja para la compañía y los propietarios, pues los pocos que quedarán serían considerados ''únicos''.
Por su parte, los abogados de la familia del actor de Rápido y Furioso expresaron:
''Cualquier compañía con algo de ética habría retirado los autos del mercado, o al menos habría advertido al público sobre los peligros”.
En marzo de 2014, una investigación reveló que el percance mortal se debió a la enorme velocidad a la que circulaba el vehículo en Santa Clarita (California) y a que los neumáticos tenían una antigüedad de nueve años.