2019-05-11
Una vez más.
Rafael Nadal volvió a toparse con el muro de las semifinales. Tres torneos sobre tierra batida en este 2019 y tres despedidas en la penúltima ronda. En
Montecarlo fue
Fabio Fognini, en
Barcelona fue
Dominic Thiem y, este sábado, en el
Mutua Madrid Open, fue el joven
Stefanos Tsitsipas.
Las tres roturas de servicio de Tsitsipas en el primer parcial no fueron fruto de la casualidad. El manacorí no tuvo un solo juego de saque cómodo y fue, en gran parte, porque el atrevido griego dio con la tecla. Se amoldó al estilo del español y los largos intercambios cayeron de su parte. Fue más agresivo de lo que en él suele ser habitual, especialmente, en el resto y decantó la balanza a su favor en poco menos de una hora de partido.
A pesar de contar con una Caja Mágica volcada a su favor, el manacorí no encontró la forma de desactivar las acometidas del talento griego. Salvó una pelota de partido con revés paralelo ganador, otra con una volea inverosímil desde la red y la tercera con una majestuosa dejada. La cuarta ya no cayó a su favor y Tsitsipas certificó su meritorio triunfo poco antes la medianoche.
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El griego, actual número nueve del mundo, derrotó al español en tres sets por 6-4, 2-6 y 6-3 en algo más de dos horas y media de partido y se clasificó a la gran final donde enfrentará al serbio Novak Djokovic.
Tsitsipas mostró un gran nivel para imponerse al español Rafael Nadal.
Las tres roturas de servicio de Tsitsipas en el primer parcial no fueron fruto de la casualidad. El manacorí no tuvo un solo juego de saque cómodo y fue, en gran parte, porque el atrevido griego dio con la tecla. Se amoldó al estilo del español y los largos intercambios cayeron de su parte. Fue más agresivo de lo que en él suele ser habitual, especialmente, en el resto y decantó la balanza a su favor en poco menos de una hora de partido.
A pesar de contar con una Caja Mágica volcada a su favor, el manacorí no encontró la forma de desactivar las acometidas del talento griego. Salvó una pelota de partido con revés paralelo ganador, otra con una volea inverosímil desde la red y la tercera con una majestuosa dejada. La cuarta ya no cayó a su favor y Tsitsipas certificó su meritorio triunfo poco antes la medianoche.