Los coches sin conductor de Google son una de las propuestas más estimulantes que la compañía ha desarrollado en los últimos tiempos. Pese a que surjan las inevitables dudas ante su funcionamiento -y los lógicos miedos a subirse a uno de ellos- son un proyecto cada vez más sólido y confiable.
El gigante sabe perfectamente que uno de los pilares sobre los que sus vehículos deben apoyarse es el de la seguridad, y por eso una buena parte de su empeño va encaminado a ese apartado.
Según el diario The Washington Post, uno de estos esfuerzos se dedica a lo que podría ser un grave problema: detectar, identificar y reaccionar convenientemente ante los obstáculos que se presenten en la trayectoria del vehículo.
Se trata de un problema más complejo de lo que pueda parecer en un principio, y para ello Google ha registrado una patente de un sistema que aborda y previsiblemente resuelve el problema.
Los coches autónomos ya tienen vía libre en Alemania
Mediante esta patente, el vehículo detecta el obstáculo, evalúa su posición y si se encuentra en movimiento, calcula su velocidad y dirección estimada, calcula una reacción para evitarlo, evalúa las normas de tráfico aplicables en la situación y la posibilidad de saltárselas, analiza si hay otros vehículos u obstáculos...
Son un montón de parámetros y problemas para solucionar. Google ha optado por que, una vez presentado el problema, el vehículo envíe datos e imágenes a un centro de asistencia donde un experto o un software le devolvería la acción a realizar. También contempla la posibilidad de que un pasajero a bordo del vehículo tome la decisión.
En cualquier caso, lo que queda claro es que Google va a por todas con sus coches autónomos, un invento que traerá consigo numerosos beneficios y avances tecnológicos de los que nos aprovecharemos todos, y no sólo los que estén directamente relacionados con el vehículo.