Mantener un equipo en la
Liga de Ascenso de Honduras es una tarea sumamente complicada porque no se asoman los patrocinadores y la mayoría de entrenadores y dirigentes trabjan sin recibir dinero.
Esta es la historia de Cristóbal Bu, técnico del Espartano de Colinas, Santa Bárbara, quien es un “todólogo”.
Muy temprano,
Cristóbal se levanta para comenzar a elaborar su plan de trabajo, como preparar al equipo y darle de comer al plantel de jugadores que radican en San Pedro Sula, pero que juegan sus encuentros de local en el municipio de Colinas.
“Aquí soy de todo, entrenador, preparador físico, quinesió
logo y hasta utilero, pero lo hago porque creo en el grupo y hay muchos jóvenes que quiero verlos triunfar”, dice el profe.
Es miércoles y Espartano tiene partido en Santa Rosa de Copán.
A las 10:30 de la mañana, en su cocina junto a su esposa, Cristóbal comienza a preparar la comida que le dará a los jugadores. “En la cocina se las porciones que comerán para que lleguen con fuerza a los partidos”, comenta.
Los jugadores, en su mayoría jovencitos, todos menores de 22 años, esperan en la sala mientras leen sus redes sociales en sus celulares. Otro grupo ve fútbol en la televisión. Llegó el almuerzo y los jugadores saludano al DT como hijos a un padre.
Seguidamente, el profesor Cristóbal prepara los implementos para el partido como las pelotas, los conos y el uniforme. Afuera de su casa hay un microbús estacionado. “Yo soy el chofer también”, dice mientras lo enciende.
Foto: Diez
“Esto lo hago todos los partidos, vamos a Copán, Villanueva, Lepaera, Choloma, todas las visitas las hacemos en este busito que nos ha facilitado un padre de familia”, dice el profesor mientras se secaba el sudor.
En la cancha, después de parquear la unidad, el Cristóbal comienza a trabajar, el partido está por iniciar y junto al periodista Gustavo Caballero, quien es el presidente del club, ordenan los jugadores y ambos comienzan la aventura en la Liga de Ascenso, donde solo dos personas hacen caminar a un equipo que logró salvar la temporada y así preparan a jovencitos de 16 a 22 años que se emocionan con ser futbolistas profesionales.
