"Quedé cuarto en el Balón de Oro y me retiré con 28 años para vender aspiradoras; ya no quería entrenar"

Uno de los mejores futbolistas de la decáda de los 90's cuenta los motivos que lo hicieron apartarse del fútbol en la mejor edad.

Algunos no lo recuerdan, pero Tomas Brolin apuntaba seriamente para convertirse en leyenda del fútbol sueco mucho antes de la irrupción de Zlata Ibrahimovic. El exdelantero presumía de una gran visión de juego, técnica y personalidad.

Brolin militó en clubes como el Parma italiano, donde dejó su huella, y el Crystal Palace y Leeds United de Inglaterra. Se retiró de las canchas profesionalmente en 1998 con solo 28 años, una decisión que en aquella época era incomprendida.

El atacante logró en toda su carrera 34 goles a nivel de clubes y 28 con su selección. Tuvo la oportunidad de ganar la Copa de la Uefa, una Supercopa de Europa, una Recopa y una Copa de Italia, todos con la camiseta del Parma.

Como mencionamos anteriormente, su etapa en el fútbol fue breve y ahora en una entrevista con La Gazetta dello Sport, Tomas Brolin cuenta los verdaderos motivos por los que decidió colgar los botines tan pronto.

"Estaba realmente cansado de entrenar a diario y tenía otros proyectos dándole vueltas en la cabeza. Siempre he sido muy curioso. Necesitaba algo más. Mi mente buscaba nuevas experiencias, y ser emprendedor me resultó útil", explica el sueco, que así luce en la actualidad a sus 55 años.

Brolin relata que mientras seguía jugando también pensaba en fundar una compañía con novedosas apiradoras y el resultado ha sido un éxito desde entonces. "Tenía una idea nueva para un nuevo tipo de aspiradora. Me sentí literalmente atraído y fundé una empresa. Fue ese impulso lo que me hizo no querer volver atrás nunca más", recuerda.

"En aquel entonces, todos me decían que a los 28 años era demasiado pronto para jubilarme, pero yo respondí: 'Depende de lo que hayas hecho en esos 28 años'. Ya había logrado mucho. Quedé cuarto en el Balón de Oro. La vida es demasiado corta para hacer cosas aburridas. No hago cosas que no disfruto", sostuvo.

Brolin está orgulloso de la decisión que tomó: "Descubrí un mundo nuevo, aprendí un oficio y me volví a desafiar. Ahora, si lo pienso, llego a la conclusión de que siempre he querido superarme en todos los aspectos".

Pese a retirarse muy joven, no quiere decir que el sueco odia el fútbol. De hecho, lo sigue viendo como cualquier fanático y reafirma su amor por el Parma, el club que le dio todo.

"Veo los partidos que me interesan, observo a los jugadores, no me pierdo ni un solo partido del Parma, porque ese club ha permanecido en mi corazón, pero no puedo decir que no podría vivir sin el fútbol. Sería una mentira, y me considero una persona honesta", remarcó.

Tomas también fue jugador profesional de póker y cuenta que todo empezó por sus amigos en Suecia. El exdelantero volvió a sentir que se cansaba o se aburría del juego, por lo que optó por dejarlo.

"Empecé a jugar con amigos en Estocolmo, me gustó, y acabé en los grandes casinos de Las Vegas. Estaba tranquilo, como en el campo. Nunca dejaba traslucir nada. Intentaba estudiar a mis rivales. De eso se trata el juego. Pero luego, ese ambiente también me cansaba. A veces me pregunto: ¿soy demasiado inquieto? La verdad es que siempre necesito nuevos estímulos", explica.

Tras conceder la entrevista con el medio italiano, el sueco colgó imágenes por medio de su Instagram, donde dio a conocer que se encuentra de vacaciones en España.

Otra de sus curiosidades es que retiró en las filas del Hudiksvalls de su país en 1999 y su último partido lo jugó de portero atajando un penal.

Ni el fútbol ni el póker han hecho tan feliz a Tomas Brolin como su propia empresa de aspiradoras.

Fue letal como segundo delantero, pero era alineado como volante ofensivo por su gran capacidad para dar asistencias a sus compañeros y la formación popular de su época: el clásico 10. También fue utilizado como extremo gracias a su talento, ritmo e inteligencia táctica, que lo hicieron de los mejores jugadores de los 90's.

Tomas Brolin sigue casado con Marielle Larsson y viven en Suecia.