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'Con la inspiración de Messi no alcanza y el abismo se acerca'

El periodista argentino Fernando Vergara, analiza para DIEZ, la difícil tarea que tiene Argentina y el mejor jugador del mundo. ¿Quién es el culpable del mal momento?

2017-10-06

En una Eliminatoria tan complicada como insólita, todavía cuesta creer cómo la Argentina cuenta con posibilidades de clasificar directamente al Mundial de Rusia 2018. En el medio de todo este periplo pasaron Gerardo Martino y Edgardo Bauza. Llegó Jorge Sampaoli. Citaron a 60 jugadores, se recorrieron cinco estadios diferentes y la Asociación del Fútbol Argentino tuvo tres presidentes distintos. Todo esto en el lapso de tres años y un puñado de meses. Así y todo, la chance de acudir a la cita máxima todavía permanece latente. Algo queda claro: del legado por haber llegado a la final de Brasil 2014 se puede rescatar poco y nada.

Ver: TABLA DE POSICIONES DE LA CONMEBOL

Ante un escenario alarmante, de todas maneras ni el más pesimista de los argentinos se hubiera imaginado tiempo atrás implorando por un milagro en la última fecha de la clasificación para la Copa del Mundo. Y la Argentina precisará justamente de la ayuda divina si no logra enderezar un barco que navega cada vez más a la deriva. Le queda una oportunidad, el próximo martes en Ecuador, pero la carencia de goles albicelestes invita a pensar que el panorama se vislumbra sombrío.

Se pensó en Rusia 2018 pero se descuidó el camino al evento más importante del fútbol mundial. No se hizo hincapié en las formas, en el “cómo”. La AFA hizo todo mal de un tiempo a esta parte, con un bochorno en las elecciones poco después de que el seleccionado obtuviera el segundo lugar en Brasil 2014. Una elección con 75 votos que terminó empatada con 38 votos para Marcelo Tinelli y Luis Segura, los dos candidatos. Allí se desnudó una crisis que parece no tener fin. Claudio Tapia, el actual mandamás, fue quien apostó por Sampaoli. De no acceder a Rusia, su caída en el poder del ente regulador del fútbol podría descender hasta límites insospechados.

El día después a la igualdad con Perú se vivió con temor a lo largo y a lo ancho de toda la Argentina. Puntualmente en Ezeiza, allí donde se concentra el seleccionado, lo que se destacaba era un manojo de nervios. Sentado sobre un cartel de publicidad pegado a una de las canchas, la mano derecha de Lionel Messi recorría cada centímetro de su barba mientras conversaba con Darío Benedetto. Si es posible imaginar una charla, sin dudas que en escena aparecería la jugada en la que el delantero de Boca no pudo definir ante Pedro Gallese y el rosarino pegó la pelota en el palo en el rebote. O ese centro que el astro de Barcelona depositó en la cabeza de Pipa en el cierre del primer tiempo y finalizó arriba del travesaño. O por qué no la asistencia de Messi cuando promediaba el segundo tiempo que Benedetto tampoco consiguió definir de zurda otra vez ante Gallese, la gran figura del empate contra Perú. Al menos durante estas horas, difícilmente los protagonistas puedan quitarse esos recuerdos de sus cabezas.

El martes se jugará la clasificación en la altura de Quito ante Ecuador. El partido será a las 20.30 hora argentina, la misma hora en la que estarán jugando Perú-Colombia, un partido clave para la selección, Brasil-Chile y Paraguay-Venezuela. Además Uruguay recibirá a Bolivia, un partido que no hace la diferencia para la celeste y blanca.

Para llegar al Mundial o el repechaje, son muchos los escenarios que tiene la selección argentina. Sabe que sigue dependiendo de sí misma pero la orfandad de goles preocupa. El equipo continúa confundido y nublado ante la adversidad. Es cierto que frente a Perú los dirigidos por Sampaoli merecieron marcar un gol pero ese no es un argumento suficiente. No se gana con merecimientos. Hay voluntad para atacar y asumir protagonismo pero eso tampoco otorga un boleto para Rusia 2018. Y su gran estrella, Messi, no encuentra socios. Lo mejor siempre nace de sus pies pero nadie logra consolidarse en los circuitos de juego que el rosarino propone.

La Argentina transita por caminos sinuosos y no consigue hacer pie en un terreno desconocido. Este grupo de jugadores no está acostumbrado a eso. Finalistas del último Mundial y de las últimas dos copas América, se codearon con las mieles del éxito y no tanto con el barro por el que deben caminar ahora. Milagrosamente, el equipo albiceleste todavía cuenta con una vida más gracias a una mano que llegó desde Paraguay. Contra Ecuador se precisará de una mejoría colectiva. Parece que sólo con la inspiración de Messi no alcanza y el tiempo escasea.