Cuando el crack había subido al autobús, un niño se había quedado con las ganas de verlo, tocarlo y pedirle una fotografía, entonces comenzó a llorar por la frustración que esto le suponía.
Al portugués le avisaron lo que pasaba con el pequeño y no dudó en bajarse nuevamente el autobús para consentir al pequeño que llegó con una camisa de la selección y el número 7 que Ronaldo utiliza.
CR7 lo abrazo, le dio varios besos y le regaló un autógrafo mientras el pequeño seguía llorando, pero esta vez de la emoción que significaba conocer a su ídolo.