El colmo para algunos que ahora lo odian, pero el bien para él fue su última actuación en el clásico en donde se convirtió en figura con sus espectaculares atajadas. Courtois se aferró bajo los tres palos y no permitió ninguna anotación.
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Dicha molestia de los hinchas ha quedado reflejado en la placa dañada del guardameta belga que yace en las inmediaciones del estadio Wanda Metropolitano junto a otras figuras con un considerable número de partidos en el club.
De ella apenas se logra ver su apellido. Su estado es deplorable producto de los constantes 'ataques' que recibe de los fanáticos.