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Propone, domina y lo más importante... anota. Esa es la modificación mental y futbolística que el cuadro merengue ha demostrado en 2019. La victoria al Sevilla por Liga aún dejaba ciertas dudas, sobre todo porque los andaluces no son los mismos a la hora de jugar como visitante, la clara prueba fue el 6-1 recibido por el Barcelona. Sin embargo, ya el Real Madrid impresionó en el Camp Nou.
Y estas no vienen porque logró empatar o porque aprovechó la ausencia de Messi, sino por el atrevimiento que tuvo de robar dos balones en cancha rival y por dejar una sensación de juego donde los aficionados se frotan las manos para la vuelta en el Santiago Bernabéu (27 de febrero).
Pero el 'tour' no terminaba en Cataluña. Ahora el Real Madrid visitó el Wanda Metropolitano, enfrentando a unos de sus rivales más incómodos de los últimos años: el 'enemigo' del patio, el que le arrebató la Supercopa de Europa. Pero reitera su buen momento con un 3-1 que quizás pocos se esperaban, más después que Griezmann igualara el encuentro.
Sergio Ramos, una vez más de penal, devolvió la ventaja y Gareth Bale metió los tres puntos al bolsillo con el tercero. El Real Madrid ahora sí pelea, codea, incomoda y desquicia... y todo en el campo. Solari renace a tiempo un equipo que parecía inundado en el abismo. Este Madrid es otro, es el de la Champions... que ya se viene.
