Segunda División

Allan Lalín: 'Jugaba sin saber si al llegar a casa mi niño iba a estar muerto'

El delantero hondureño confiesa el calvario que vivió en Real España y la enfermedad de uno de sus hijos, la cual lo marcó profundamente.

2017-02-25

A veces un café es todo lo que necesitamos para un buen diálogo. Uno que sirva para soltarse y hablar de la vida como pocos lo hacen, sin tapujos ni prejuicios. Así nos sucedió con la flamante incorporación del Lepaera FC del Ascenso, el exReal España Allan Lalín.

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El futbolista de 36 años, que seguramente será más recordado por la mayoría por sus fallos en su última etapa con la Máquina que por sus grandes descolgadas en el onceno que solo ganó uno de los tres títulos que mereció entre 2007 y 2009, ahora intenta retornar a la élite con uno de los grandes animadores del Ascenso.

¿Qué lo llevó a tomar la decisión de unirse al Lepaera?
Los últimos meses antes de venir me volví un hombre de hogar, mi esposa siempre me apoyó a donde yo iba y los últimos días de su embarazo hubo riesgo porque no podía cocinar, lavar; justo cuando llegó el tema de Real España, que no entré en los planes del profesor Mauro Reyes, se me dio la oportunidad de quedarme a cuidarla y gracias a Dios la gente del equipo se quedó pagándome el contrato. Nació mi hijo Allan Isaac y comencé a prepararme creyendo que habría una opción.

¿Antepuso a su familia sobre todo?
Fue una bendición, cuando uno se debe a Dios y comienza a entender que la vida sin Cristo es nada y las puertas que se abren son dimensionales lo entiende. En su momento me molesté porque no quería quedarme sin jugar; fue hermoso lo que pasó con mi esposa, pues salió a hacer un mandado, no quise acompañarla y fue a chocar estando embarazada, con siete meses. Llegó el pastor y me dijo: “Hijo, tu esposa no puede manejar, te toca hacerte cargo de la familia y atenderla. Entonces entendí que no podía jugar porque las oportunidades que tenía eran Vida y Social Sol, o sea fuera de la ciudad, comprendí que no tenía que irme.

La vida ha sido complicado para Allan Lalín, pero Dios lo ha usado para bien y ha cumplido muchos objetivos...
Amén. De verdad que estoy feliz con lo que soy, con lo que tengo; obviamente en el plano mundial y futbolístico uno lo ve de otra manera, no es todo lo que uno como jugador hubiese anhelado, pero en lo espiritual entendí que Dios capacita, no llama a cualquiera.

- “Hay algo que el mundo no entendió sobre mi hijo Allan Moisés, él nació especial, tiene siete años; no come por la boca, no habla, ni gatea, no es normal y es un tema que me tocó digerirlo, por así decirlo tragarlo”, dice con mucha nostalgia.

No lo entendí en su momento porque yo era Allan Lalín en el mundo futbolístico, el que salía en la página del DIEZ todos los días o en TV. Yo me quejé, varias veces le reclamé a Dios y le dije: ¿por qué mi hijo había nacido así si yo te sirvo? Él me respondió varias veces y me dijo: ¿Te estás quejando? Yo le dije que sí, pero después de quejarme Dios me llevó a tres centros y vi niños con peores condiciones. Fui al Catarino, al Seguro Social y la Teletón; ahí vi niños con peores condiciones.

Y sigue... “Dios me llamó para hacerme un padre especial y con el mismo amor capacitar a otros. Si nos mandó niños especiales es porque quiere que los tratemos con el mismo amor que el nos trató. Llevo todos los días a mi niño a la Teletón, obviamente ahora que estoy en Lepaera le toca a mi esposa, es de todos los días, me toca someterme a la carne y decirle que es Dios.

Foto: Diez

La historia de Allan y su hijo especial es conmovedora. “Se reflejó varias veces con Real España, me tocó errar y sentir el repudio de la gente, el maltrato de las personas de mi equipo más amado y mis directivos, el rechazo de mis compañeros por cómo fallaba, que no sabían que en mi casa se moría un niño, no sabían que en mi casa había un niño al que los doctores le dieron un año de vida y que yo jugaba sin saber si al llegar a casa mi niño iba a estar muerto, fueron cinco años bien difíciles. Lepaera me ha dado la paz, me siento feliz y lleno, estoy contento y no siento ninguna pena o vergüenza, menos retroceso, aquí me han recibido como me encanta”.

¿Sintió que hubo ingratitud de parte de los aficionados aurinegros?
Obviamente es así y bueno... en su momento me tocó errar, fallar y ser maltratado, me echaron y trajeron a otro. Pero las cosas que uno hace en Cristo son eternas; las palabras que le das a una persona para levantarse te las agradecerá eternamente; el abrazo que le das a un padre o un niño, a uno que nunca recibió un abrazo te lo agradece. Las cosas que uno hace en lo espiritual son eternas.

¿Qué siente por Real España?
Es un amor que no puedo cambiar; Real España está en mi corazón, en donde no reina el odio, la molestia y la incomodidad.

¿Tiene asignaturas pendientes Lalín?
Si hay algo que he querido que se complete es lo de la Selección, estuve muchos años ahí y no se me dio la oportunidad, no porque no la merecía sino porque son cosas de fútbol, en su momento fui el mejor puntero derecho de la Liga Nacional y nunca se me brindó la oportunidad.

Foto: Diez

¿Su relación con Dios cómo es acá?
Ha sido el mejor equipo al que he podido llegar en mi carrera, te lo digo espiritualmente, aquí es una familia, es Dios, todos es la palabra; aquí no es Allan Lalín, no es el profe Toño, ni Rudy Williams o el alcalde, sino Dios.

¿Seguro le tocó estar en vestuarios que eran lo contrario?
Varios vestuarios en donde todo era Sodoma, todo era Gomorra, aquí he encontrado ese equilibrio y esa paz, todo mundo en esa misma sintonía; de repente hay dos o tres jugadores que no son creyentes de la palabra, pero respetan, escuchan e intentan.

¿Vivió alguna experiencia difícil en alguno de esos países que jugó?
No. Te voy a explicar porqué. Hay un pasaje bíblico donde habla que el pueblo de Dios fue extranjero, fue de Egipto y era maltratado, pero cuando salieron de ahí salieron siendo bendecidos y él estableció que todo extranjero tenía derecho a ser bendecido. Yo crecí sin saber eso, estuve en Olanchano y Real España, en donde tuve compañeros extranjeros como Carlinho, Pedrinho, Diduch, y me tocó ser un buen compañero, nunca fui pesado y si me toco recomendarles algo o recogerles los tacos lo hice. Algunos compañeros me decían “sapo, metido, andás buscando dólares”, siempre fui así. Cuando me tocó salir a Azerbaiyán, Grecia, Chipre, fui tratado como un hijo de Dios, no sufrí ni fui maltratado, se me pagó, se me ofreció el mejor apartamento, el mejor carro y contrato, me tocó prestarle dinero más bien a compañeros griegos, chipriotas y musulmanes, eso hice en mi país con los extranjeros.

¿Recuerda cuando Chelato lo seguía regañando en el campo, pero usted ya estaba en la banca?
Mi mayor respeto para el profe. Recuerdo mucho que cuando llegué a Real España la directiva me puso transferible y él dijo lo necesito y puedo ayudarlo a levantarse; recuerdo que esa vez el profe me sacó y no había recordado que me había sacado porque ese compañero se parecía por la estatura y corte de pelo. Yo le dije: “Profe, ya estoy afuera”. “No, te tenía adentro, yo no te saqué”, me dijo.

Así terminó el café en Lepaera.

AL PECHO

Foto: Diez


¿Alguna vez le hicieron la cama?
Pasan muchas cosas, pero no las tomo como parte técnica, directiva o de jugadores, las tomo normales, cuando uno es cristiano y se somete a las cosas de Dios sufre persecuciones y es normal, si no es un compañero es un técnico, sino un directivo, tu familia, afición, siempre va a suceder, siempre te buscarán ofender, blasfemar contra Dios y hacerte volver al ese círculo.

Cortitas con Allan Lalín
1. Familia: Mayor bendición.
2. Fútbol: Mi pasión.
3. Dios: Mi centro.
4. Un amigo: Tengo tres: Porciano Ávila, Gerson Rodas y Jesús Munguía.
5. Una prueba: El tema de mi hijo Allan Moisés.
6. Libro: La Biblia.
7. Película: Soy extremo, me gusta que vuelen cabezas, Transformers.
8. Mejor técnico: Ramón Maradiaga me marcó.
9. Mejor delantero: Jerry Palacios.
10. Comida: Machuca.