Liga Nacional

El desgarrador relato de Juan José, el niño que encontró en el fútbol sala una segunda oportunidad para vivir dignamente

El jugador que se desmpeña en la posición de Ala 2 en el equipo de futsal de la UPN en San Pedro Sula llegó este año a los lobos y ha dejado grandes sensaciones a sus entrenadores.

2022-05-12

El fútbol sala actualmente se encuentra en desarrollo en el país y dentro de este deporte hay futbolistas con particulares historias y con sueños latentes a los que no piensan renunciar.

Hoy DIEZ te trae el conmovedor relato de Juan José Díaz Gutiérrez, el jugador más pequeño del equipo masculino de fustal de la UPN en San Pedro Sula, y que es parte de la casa hogar en la Fundación Obras Sociales Vicentinas (ASOVI) donde llegó con apenas seis años.

Han pasado 10 años desde aquel momento y a pesar de todas las adversidades, Juan posee un espíritu de superación enorme, enamorado del fútbol y sueña con jugar profesionalmente algún día, es seguidor del Olimpia y Real Madrid.

Juan nos relató el duro episodio de cómo se tuvo que separar de su familia, a la que no volvió a ver, sin embargo, no pierde la esperanza de reencontrarse con ellos en un futuro.

El oriundo de Santa Rosa de Copán actualmente cursa el primero de Administración de Empresas, está recibiendo cursos de inglés y otro de sus talentos es el canto.

Juan llegó a la ciudad industrial gracias a la ayuda de unas servidoras de la iglesia católica en su lugar de nacimiento que lo ayudaron para sacarlo de las calles.

Juan José es un habilidoso jugador que domina muy bien ambas piernas.

“Gracias a Dios a mí me apoyaron unas monjas de la iglesia católica de donde yo vivía. Yo tenía problemas familiares y le agradezco a ellas que me trajeron aquí y por eso estoy en la fundación OSIVI”. Comenzó diciendo el pequeño 10 de la UPN sampedrana.

Y añadió, “Tenía mi familia, pero éramos muy pobres, no me podían alimentar, ni darme estudio. Yo me salía a la calle a pedir o vender cosas y por eso mis hermanos y yo dejamos que ellos nos apoyaran”.

Díaz Gutiérrez recuerda que “yo consumía drogas desde los cuatro o cinco años con mis hermanos para olvidarnos del hambre. Yo estaba pequeño, solo agarraba lo que ellos que eran mayores me daban. No tengo recuerdos tan claros, pero la vida era muy difícil. Gracias a Dios todo cambió y ahora hago deporte y espero cumplir mis sueños”, exteriorizó el copaneco.

El jugador que se desempeña como ala 2 en los Lobos nos cuenta que anhela volver estar junto a su familia como fue una vez, pero en condiciones dignas.

“Siempre he orado por volver a estar juntos. Espero que seamos una familia y apoyarnos todos ya que ellos en ese momento no pudieron, ojala yo si pueda hacerlo en un futuro”, acotó en la charla que se realizó en el Polideportivo de la Universidad Pedagógica.

Y continuó diciendo. “Quiero un día jugar en un estadio y que mi familia completa esté viéndome y anotar un gol para dedicárselos y que se sientan orgullosos de mí “.

Su llegada a la UPN

“Yo miraba videos del equipo y le pedí a la presidenta de la fundación que me ayudará porque a mí siempre me ha encantado el fútbol y ella buscó el contacto del gerente de la universidad y me dieron la oportunidad de participar”, explicó el pequeño talento que le pega con ambas piernas.

Al ser el más pequeño del equipo los nervios lo invadieron en sus primeros días en el club y nos cuenta su anécdota.

“Todos eran gigantes y yo el más pequeño tanto de estatura y edad, entonces me sentí con muchos nervios y muy asustado. Al comienzo se me hacía difícil porque yo estaba acostumbrado a jugar en campo grande (fútbol 11)”, dijo Juan con un tono de voz tímido.

El pequeño oriundo de Santa Rosa de Copán tiene 16 años y sueña en grande.

Juan José se denomina un jugador con velocidad, energía y regate. Pese a que juega en esta disciplina no pierde las esperanzas de un día jugar en la Liga Nacional con estadio lleno coreando su nombre.

“Cuando anoto un gol siempre trató de celebrar como Cristiano Ronaldo, es mi ídolo. El domingo pasado anoté 10 goles en un partido que hicimos en la fundación contra unos estadounidenses”, contó con mucho orgullo y una sonrisa que le legaba de oreja a oreja.

El zurdito está muy agradecido con la fundación OSOVI a quienes él cataloga como su segundo hogar.

“Todos estos años que he estado aquí siempre me han dado todo lo que pueden para que yo sea feliz y me dan el estudio, la alimentación, casa, el deporte y me están enseñando inglés, algo que me gusta mucho”, cerró contando el admirador de CR7.

Juan José comienza a encaminar en el equipo de fútbol sala masculino de los Lobos de la UPN en San Pedro Sula el sueño de jugar profesionalmente y que esto le dé la posibilidad de estar con su familia por la cual ora todas las noches con la necesidad de volver a ver.