En el mundo del deporte existen muchos tópicos y uno de ellos es “lo difícil no es llegar, sino mantenerse”. Aunque se pueden poner muchos matices, es un buen postulado en cualquier disciplina, y puede servir en cualquier momento de la historia.
Poniendo el foco en la NBA y los Golden State Warriors, podemos vincular esa frase sin ningún género de dudas. En este momento, es muy complicado pensar en un nuevo anillo para los de San Francisco, así lo estiman todos los expertos y lo reafirman las apuestas en deportes, pero hubo un momento, hace no tanto tiempo, cuando los Warriors empezaron a generar una dinastía que se alargó varios cursos.
La dinastía de los Warriors comenzó a tomar forma con la llegada de Stephen Curry en 2009. A pesar de un comienzo de carrera marcado por lesiones de tobillo, Curry emergió como un tirador sin precedentes, revolucionando la posición de base con su capacidad para anotar desde distancias que antes se consideraban impensables. La incorporación de Klay Thompson en 2011 y Draymond Green en 2012 completó un núcleo de jóvenes talentosos que sería fundamental para el éxito del equipo. Con la contratación de Steve Kerr como entrenador en 2014, los Warriors adoptaron un sistema de juego basado en la velocidad, el tiro de larga distancia y el movimiento constante del balón.
La temporada 2015-2016 fue histórica para los Golden State Warriors. El equipo rompió el récord de victorias en una temporada regular con un asombroso registro de 73-9, superando la marca anterior de 72-10 establecida por los Chicago Bulls de 1995-1996. Liderados por un Stephen Curry en su mejor momento, quien se convirtió en el primer jugador en la historia en ser nombrado MVP de la temporada regular de forma unánime, los Warriors parecían invencibles. Sin embargo, su derrota en las Finales ante los Cavaliers, luego de estar arriba 3-1 en la serie, fue un duro golpe para el equipo y sus aficionados.
En respuesta a esa derrota, los Warriors sorprendieron al mundo al fichar a Kevin Durant, uno de los mejores jugadores de la liga, en el verano de 2016. La llegada de Durant convirtió a los Warriors en una superpotencia aún mayor, creando un equipo con un nivel de talento y habilidad ofensiva casi sin precedentes. Con Durant, Curry, Thompson y Green liderando el camino, los Warriors dominaron la liga, ganando los campeonatos de la NBA en 2017 y 2018, y estableciendo una dinastía moderna. Durant fue nombrado MVP de las Finales en ambas ocasiones, consolidando su impacto en el equipo.
El anillo conseguido en 2022 fue el último ejercicio de un equipo que tiene la necesidad de reinventarse. Nutrir a Curry de grandes jugadores, será fundamental para que el mejor tirador de la historia pueda seguir aportando nuevos anillos a la franquicia de San Francisco.
