Los fines de semana, cuando se encuentra gobernando la televisión a través del control remoto,
Adalid Puerto, exportero de
Marathón y Platense, todavía extraña las canchas.
Es que dos accidentes futbolísticos pusieron, en momentos diferentes, abruptamente un punto final a su carrera. En un entreno se llevó
tremendo golpe al chocar con Mitchel Brown y luego tuvo otro incidente muy parecido con Anthony Lozano.
Foto: Diez
Pero,
Adalid lleva el fútbol en la sangre, pues aunque no era recomendable volvió a jugar por un torneo con Platense. Esta aventura no se alargó mucho. Se retiró. Ahora sí había colgado los guantes, sin embargo, no se apartaría por mucho tiempo del fútbol.
RECUERDOS Sentado en una oficina, Puerto ha trabajado por mucho tiempo fortaleciendo una empresa familiar, pero no siempre fue así. Aún recuerda, cuando en su natal Olanchito, Yoro, lavaba carros para sobrevivir y también hacía mandados. Lo cuenta con naturalidad y sin pena.
“Mi historia es muy difícil, me crié lavando carros en las calles, aunque la gente no me cree. Vengo desde muy abajo, yo era el mandadero del barrio, por eso es difícil que Adalid Puerto se salga de esas raíces”, nos dice.
Adalid recuerda todas las luchas de su niñez. “Trabajé desde los seis años, vengo de una familia muy pobre, mi padre lamentablemente era alcohólico, pero mi madre se dio a la tarea lavando ropa y de ahí que tenemos la determinación de trabajar, a no esperar nada del cielo, solo el agua. Aprendí a ser claro en los objetivos”, recordó.
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Puerto no tiene problemas en confesar que “con mi madre comíamos un tiempo al día, pero nunca di lástima, siempre andaba bien cambiadito, aunque nadie sabía que andaba sin un peso”.
Pues ese niño, que lavaba carros y se ganó la confianza de los vecinos con su honradez, ahora tiene otras posibilidades.
TRABAJO “Familiarmente tenemos una empresa, le doy gracias a Dios, sabiendo cómo está la situación del país, tengo un lugar para trabajar”, nos cuenta.
Las horas de oficina y la atención a diversos detalles hace que el recuerdo de la pelota se aleje, pero siempre se mantiene latente.
“Es bien complicado, porque el día se va entre tanto compromiso, pero ya cuando toca un fin de semana, sentado en tu casa viendo partidos de fútbol... Entonces trato de pasar lo más ocupado posible, colaborando en la empresa (tienda de ropa)”.
Hasta recibe consejos para combatir los recuerdos. “Mi esposa dice que debemos estar ocupados para que la mente no se vaya para el bendito fútbol”.
No obstante, es difícil pelear con lo que se ama. “Me da nostalgia, claro, con los muchachos de la empresa jugamos y me pongo al marco con esa misma pasión de querer hacer bien las cosas”, dice.
PLATENSE Quizás los recuerdos han llevado a que Puerto se embarque en una nueva faceta en la parte administrativa del fútbol. Para el torneo Apertura 2016, ha asumido la gerencia deportiva de Platense.
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“Creo que es un gran reto, bien complicado, es el momento de intentar, no estoy garantizando el éxito, pero soy una de las personas que cuando ve algo que sucederá, prefiero decir aquí estoy”.
El exportero quiere darle una cara diferente a los escualos, un equipo que en los últimos torneos ha estado marcado por el desorden administrativo. “En primer lugar, hay que hablar honestamente con el grupo, porque para mí es lo primordial, el grupo, el potencial que tenemos son los jugadores”.
Ahora desde su papel administrativo quiere cambiar,
“hay que tratar a los jugadores como profesionales y eso lo queremos hacer, ordenar la casa y los directivos están conscientes”.
Eso sí, también señala que las faltas serán castigadas. “Los jugadores están sabidos que las cosas serán así, somos tan tajantes que no se va a tolerar indisciplina”, afirmó.
Aquel niño que lavaba carros desde los siete años no quiere separarse de la pelota y, tras el retiro, ha encontrado la forma de seguir ligado al apasionante mundo del fútbol.