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CRÓNICA: Así fue la captura de Eduardo Li en Suiza

El periódico La Nación de Costa Rica relata la forma en que se dieron las detenciones en lujoso hotel de Zúrich.

2015-05-28

La noticia cayó como balde de agua fría a todos, al filo de las 12 de la media noche del miércoles en redes sociales se comenzó a propagar la captura a siete miembros de FIFA en Suiza.

Las fotografías comenzaron a salir y la noticia se confirmó minutos después, agentes del FBI procedieron a arrestar a altos dirigentes FIFA implicados en actos de corrupción, uno de ellos era Eduardo Li, presidente de la Federación de Costa Rica.

Este jueves el periódico La Nación relata cómo fue la captura de su máximo jerarca en un acto que no tuvo nada que ver coimo los arrestos que se dan en Hollywood.

LA CRÓNICA EN COSTA RICA SOBRE CAPTURA DE EDUARDO LI

El día apenas comienza en Suiza. El reloj está cerca de marcar las 6 a. m. (10 p. m., del martes en Costa Rica). En el lujoso hotel Baur au Lac (con habitaciones de precios entre $600 y $4.000 por noche), el silencio parece anticipar la convulsión que está por empezar.

Sin grandes aspavientos, 12 oficiales suizos, vestidos de civil, cruzan la puerta giratoria, ingresan al lobby , se identifican y le enseñan al recepcionista las órdenes de captura contra altos funcionarios de FIFA hospedados allí. Uno de ellos es Eduardo Li, presidente de la Federación Costarricense de Fútbol.

En el Baur au Lac, los oficiales toman posesión del sitio. Con el máximo sigilo, inician la búsqueda de los personajes en cuestión, previa información dada por el recepcionista.

Li descansa en una habitación ubicada en el cuarto piso, muy cercana a una escalera en forma de espiral. De pronto, dos oficiales tocan a su puerta, se identifican y lo invitan a salir, sin permitirle que recoja las pertenencias.

Foto: Diez

Bavr AV LAC es el famoso hotel donde agentes del FBI capturaron a altos dirigentes de FIFA en precedente histórico.

El presidente de la Fedefútbol no se opone, tampoco lo toman por la fuerza ni lo esposan, camina sobre la alfombra, con una maleta con logotipos de la FIFA.

Nadie empuña un arma, no hay gritos ni amenazas... Tampoco un escuadrón de asalto, como en las películas. “La secuencia fue tan discreta que el huésped de la habitación contigua pudo estar dormido plácidamente sin darse cuenta”, relata el diario New York Times , único medio testigo de los hechos.

La operación continúa bajo el más extremo cuidado. Los efectivos que escoltan a Li lo conducen a una puerta que da a una estrecha calle, para no llamar la atención. A los otros sospechosos les aplican la misma operación: los sacan por las puertas alternas, incluso por el garaje del inmueble.

Empleados del hotel, ataviados con trajes enteros de cola, aguardan a la salida con una sábana blanca. Su tarea es taparles la visibilidad a los periodistas.

Foto: Diez

Un Opel azul, tipo hatchback , espera con la puerta trasera abierta. El botones extiende la sábana blanca, Li ingresa al auto, se acomoda en el asiento trasero, el vehículo arranca y sale rápido hacia una comisaría en Zúrich.

Uno a uno, los altos dirigentes dejan el hotel y el revuelo comienza. El vestíbulo del Baur au Lac pasa del silencio al caos, en cuestión de minutos. Las preguntas sin respuestas arrecian.