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Lo rescatable que en el último enfrentamiento la Bicolor tuvo que levantar un 2 x 0 y rescató el juego.
El rival, en este caso Colombia, merece muchísimo respeto, ya que no solo es dirigida por un buen estratega como Carlos Restrepo, sino que también, al mando de la selección cafetera mayor el entrenador es nada más ni nada menos que José Pekerman, multiganador con las selecciones juveniles argentinas.
Si uno se pone a repasar los futbolistas que tiene la selección, se dará cuenta que prácticamente la gran mayoría son titulares en sus equipos, y que muchos de ellos destacan en los mismos.
Dicho esto, lo que deseo que me interpreten, es el porqué del romance que existe entre el técnico Jorge Luis Pinto y esta categoría olímpica.
En más de una oportunidad se le escuchó decir al entrenador que estos chicos sí le entendieron desde el primer día.
Es correcto que esté tan pendiente de la Selección olímpica con tantos inconvenientes que tiene en la mayor. A mi juicio debe de estar atento a este proceso olímpico, pero no a tiempo completo como lo hace.
Debería de poner todas sus energías en tratar de plasmar una base, un esquema táctico y consolidar un equipo que hasta el día de hoy naufraga en aguas turbulentas.
¿ENTONCES POR QUÉ LO HACE?
Sencillamente porque le tiene y se tiene más confianza con los juveniles que con los mayores. Da la impresión que se ha tomado los Juegos Olímpicos como un reto mayúsculo.
Ahora yo me pregunto: ¿Es malo eso? Claro que no, siempre y cuando no pierdas de vista por qué se te contrató. Al señor Pinto se le trajo para clasificar al Mundial, no para los juegos de Río de Janeiro en Brasil.
Mi forma de pensar es que él apuesta todo por los chicos, y que si le va muy bien seguiría al mando de la Selección mayor en busca de un boleto a Qatar, pase lo que pase en unos días ante El Salvador.
¿SE ENTIENDE?
Si se pierde y se queda eliminado ante Salvador, (es una posibilidad) aunque él no quiera hablar del tema, él tomaría las riendas para Río de Janeiro, y de hacer un extraordinario papel seguiría en la selección, aduciendo que con esta generación de futbolistas sí se puede lograr el ansiado pase al mundial de 2022.
Queda muy poco para viajar al Cuscatlán y el panorama es sombrío. Afortunadamente El Salvador tampoco es la gran maravilla.
¡Hasta la próxima!
