Lavallén revela su última charla con Orinson Amaya y se conmueve en conferencia: Es el partido más difícil que he dirigido
El entrenador de Marathón lamentó el fallecimiento de Orinson Amaya, reveló su última charla y el deseo que tenía con el conjunto sampedrano.
2025/12/0418:22H. / Walter García
Pablo Lavallén compareció en conferencia de prensa visiblemente conmovido y dedicó varios minutos para lamentar la muerte de Orinson Amaya, presidente del Marathón, fallecido el pasado 1 de diciembre. El técnico argentino reconoció que la noticia golpeó profundamente al plantel y que el triunfo más reciente tuvo un valor emocional especial.
De cara a la triangular, Lavallén aseguró que el equipo llega motivado, compacto y con una convicción renovada para pelear por el título. Destacó que Marathón ha encontrado regularidad y que, aunque el camino será exigente, confía plenamente en que el grupo puede competir al máximo nivel.
Profesor, este era un partido difícil, un juego distinto y con muchos factores emocionales alrededor. ¿Cómo valora la victoria y qué hizo para que el grupo lograra concentrarse durante los 90 minutos?
Primero, debo decir que fue quizá el partido más difícil que he dirigido en mi carrera. Para mí como entrenador y para los jugadores como futbolistas, disputar este tipo de encuentros después de enterrar al presidente ayer fue durísimo. No había ningún tipo de exigencia y cualquier resultado habría sido entendido. Por eso resalto el compromiso de los muchachos. Muy golpeados, salieron a jugar un partido importante para cerrar la fase regular, y lo hicieron muy bien, considerando todo lo que vivimos y sufrimos. Antes de salir a la cancha había gente llorando en el vestuario, y al terminar el partido también. Esto seguramente se extenderá por varios días y no será fácil dejar atrás todo lo que Orinson Amaya representa para Marathón. Fue muy difícil y destaco el compromiso de los jugadores.
¿Cómo se le transmite ánimo a los jugadores en un momento así, especialmente en la parte final del torneo? Muchos piensan en los futbolistas, pero pocos consideran lo que vive el técnico, quien además debe guiar al equipo hacia el objetivo del título, la décima, que tanto anhelaba el presidente
Nosotros tratamos de estar al lado de la familia. Hoy estuvimos con ellos, conversando, hablando, abrazándolos. Es muy duro lo que ha pasado. Para mí, en mis diez años como entrenador, puedo decir que en solo cinco meses que lo conocí, es el mejor presidente que he tenido, sin desmerecer a los demás. Es una persona irreemplazable, porque no solo pierde Marathón, pierde el fútbol hondureño. Era alguien que podía llegar a donde quisiera: siempre dispuesto a escuchar, aprender, mejorar.
Pensaba constantemente en los jugadores, en los empleados del club, en la afición, en todos los detalles. Venía desde las seis de la mañana y se quedaba hasta tarde. Fue muy difícil jugar este partido. Solo tratamos de recordarle a los jugadores que debíamos seguir haciendo lo que nos trajo hasta aquí, jugar como lo hicimos en las 20 fechas anteriores. Era un mensaje más de deseo que de convicción, porque si a alguien no le salía algo, no podíamos reprochar nada: todos estamos muy golpeados. Este triunfo nos ayuda a aflojar un poco el corazón, a tener algo de tranquilidad porque los muchachos hicieron lo que debían. Ganamos y seguiremos peleando para lograr el sueño de la décima.
Profesor, ¿qué análisis hace del cierre de las vueltas regulares y de la campaña que ha hecho Marathón previo a descansar en la última jornada y esperar la triangular?
El análisis es muy bueno. Se lograron 12 victorias, 6 empates y solo 2 derrotas. Fuimos el equipo menos goleado y el que más veces mantuvo su portería en cero. También uno de los más goleadores y con mejor diferencia de goles. Estamos contentos, pero eso no significa nada ahora. Viene la verdad: las triangulares y luego las finales. Esperamos mantener el nivel. Cuando los números son tan contundentes, no hay casualidad: hay trabajo, hay una forma y un método. Muchos reconocen que Marathón tiene un estilo, una identidad. Y tratamos de ser fieles a eso que al presidente tanto le gustaba: que el equipo juegue bien, tenga posesión, haga goles y sea sólido. Eso se logró.
Este ha sido un torneo muy emotivo por las celebraciones del centenario, pero también muy duro por las lesiones y pérdidas importantes. ¿Cómo se maneja todo eso en el tramo más importante del campeonato?
Siguiendo adelante. De eso se trata la vida: cada dificultad es una oportunidad para sobreponerse. No es fácil. Perdimos jugadores por lesiones que los dejan fuera toda la temporada: Arriaga, Farioli, Bueso, Sevilla, entre otros. Y para colmo perdimos al capitán del barco, al que nos decía hacia dónde íbamos y cómo debíamos hacerlo. Él escuchaba en todo lo futbolístico, tanto a Mario Berríos como a mí. Perder a esa persona hace muy difícil acomodarse rápido. Esperemos poder hacerlo lo antes posible y que el club siga funcionando como en estos 10 años, en los que él lo llevó a este presente. A nosotros nos toca seguir dando lo máximo para cumplir los sueños de todos los aficionados verdolagas.
Profesor, sin ser inoportuno, ¿cómo era su relación personal con Orinson Amaya? ¿Qué palabras compartió con él antes de su fallecimiento?
Estuvimos con él el viernes, y falleció la madrugada del lunes. Ese viernes compartimos un asado con el plantel y hablamos de muchas cosas. Para mí es irreemplazable porque todos los proyectos que tenía en mente lamentablemente se pierden. Hablábamos mucho de la creación de un predio para fuerzas menores; ya tenía uno visto para comprarlo. Iban a iluminar el estadio.
Pensaba en mejorar la concentración, en hacer una sala de juegos para los futbolistas. Estaba en todos los detalles. También conversábamos sobre jugadores que podían llegar o irse, qué necesitaba el equipo para fortalecerse. Todo ese trabajo habrá que retomarlo con las personas que tomen las riendas del club. Lamento profundamente que todos sus sueños y la energía que tenía para ejecutarlos hayan quedado inconclusos. Será muy difícil encontrar otra persona como él.